Si os hablo de Guangzhou, fijo que os suena a chino. Normal, siendo una ciudad de aquel país asiático. Si os digo que en esa localidad se está disputando el campeonato del mundo de tres contra tres pues también puede parecer algo sin interés. Y es que hasta hace pocos años asociábamos el tres contra tres a una pachanga entre amigos en un parque que se juega en medio campo (no hay contraataque por lo tanto) y la defensa brilla por su ausencia.

Pues bien, allí en China, representando a la Federación española, tenemos dos equipos, uno en categoría masculina y otro en la femenina. Hasta aquí va todo normal. Lo especial de este campeonato y de esa delegación española es que entre sus ocho componentes tenemos cinco malagueños. El equipo masculino lo componen Juan Vasco, José Rojas, Javi Merás e Ismael Sánchez, todos malagueños. Y Gema García, otra malagueña, forma parte del equipo femenino.

Pero esto no se queda aquí, todos son del Palo. Ismael no se crió en el Palo pero dicen que uno es de donde es su mujer y esta norma sí que la cumple. Además, creo que van a tener una hija y esa es del Palo sí o sí. Los cinco tienen, además, una especial vinculación con el Club Baloncesto Palo puesto que o se han formado en él o han jugado allí en algún momento.

Estos cuatro chicos forman «El Palo Team», un equipo de tres contra tres con una gran experiencia en este deporte. Ellos han recorrido el mundo participando en numerosos campeonatos en este formato y consiguiendo logros importantísimos, lo que les ha permitido tener un enorme prestigio y el respeto de todos los participantes y seguidores del tres contra tres. Allá donde van son favoritos en todos los torneos. Algunos de sus integrantes son fijos en las convocatorias de la selección española cuando los campeonatos son oficiales, como este mundial.

En este caso, han sido los cuatros componentes del Palo Team los que representan a España en esta competición.

¿Y por qué son tan buenos estos cuatro malagueños en el tres contra tres? Si busco un adjetivo que pueda definir a todos por igual diría que son enormemente competitivos. Esto les hace no dar un balón por perdido, luchar hasta el final y tener carácter ganador. Por supuesto, también tienen baloncesto, gracias a su formación de tantos años en la cantera de Unicaja y de CB El Palo.

Gemita García es de esas jugadoras que siempre gustaba ir a ver jugar. Ella, a pesar de ser menudita, siempre jugaba en una o dos categorías superiores a la que le correspondía por su edad. Y lo hacía porque era una jugadora sobrada de talento, un talento y una personalidad en la pista que te hacía alucinar al verla. Era capaz de hacer cosas increíbles para su edad y conseguía ganar a jugadoras mejores físicamente. Tuvo que marcharse para seguir creciendo como jugadora porque por desgracia el baloncesto femenino de primer nivel estaba muy lejos de Málaga por aquel entonces. Ella todavía juega a nivel alto y sigue dejando con la boca abierta a aquellos que se sientan en la grada a ver un partido de su equipo.

Todos ellos han conseguido que la gente del baloncesto como yo estemos enganchados al YouTube para ver las competiciones en las que juegan y nos hemos dado cuenta de que el tres contra tres dista mucho de ser una pachanga, es un deporte de una intensidad brutal para la que te tienes que preparar físicamente y en el que la inteligencia, los fundamentos y la capacidad mental son muy importantes para ganar.

Mientras escribo estas letras ambos equipos disputaban la medalla de bronce -ambos quedaron cuartos-.

Competir por las medallas es un enorme éxito para el baloncesto español, éxito conseguido gracias a esa representación malagueña tan cualificada en ambas selecciones. Creo que esto bien merece un reconocimiento del baloncesto malagueño a todos los niveles porque estos cinco deportistas son un ejemplo para todos por sus capacidades técnicas, pero también por su humildad y corazón, y esto lo digo a ciencia cierta. Desde aquí, les hago mi pequeño homenaje al «Palo Team» y a Gema García. Seguro que el baloncesto malagueño les hará el suyo como debe ser, a lo grande, como son ellos.