Si algo enseña la larga crisis política a punto de cerrar (aunque sea en falso), es que España necesita a los nacionalistas, como factor de equilibrio. Un país es un sistema de contrarios, y en España se cruzan la dialéctica izquierda derecha y la dialéctica entre centralismo y separatismo. He ahí la complejidad del sistema-España. La transición se logró armando un artefacto que equilibraba las dos dialécticas, y durante 40 años la tensión nacionalista se resolvió a través de su participación indirecta en el poder central, haciendo a la vez de cojinetes de la otra dialéctica. Esto es lo que nunca ha sabido gestionar Rajoy, mientras que sí supieron sus antecesores, hasta que con la crisis estalló el soberanismo y radicalizó al centralismo más aún. Quizás la labor más patriótica del PSOE en la oposición sería ayudar a recomponer la doble dialéctica de nuestra democracia. ¿Sabrá?