El alcalde de Málaga se ha cargado la mesa de trabajo que había de preparar la consulta ciudadana sobre qué hacer con los terrenos de Repsol. Sus voceros dicen que es jurídicamente inviable, pero la realidad es que De la Torre teme que el gentío le salga respondón y le fastidie sus planes. Jurídicamente inviable sería votar si nos salimos de la OTAN o si ponemos una frontera en el Guadalhorce y le cobramos peaje a los de Torremolinos. O si capamos a las cotorras, si es que tienen algo que capar. El alcalde quiere más edificios de los edificios que quiere la oposición. Urnas no quiere. Por partidos, cuanto más pequeño es el número de concejales que tienen, menor es el número de edificios que quieren. La izquierda más izquierda quiere un bosque como el mato grosso y Ciudadanos quiere la puntita nada más, lo cual significa bosquerío o jardines y también viviendas y oficinas. El PSOE quiere un poco de todo, aunque su gran apuesta-eslogan es el parque, ya lo fue cuando Marisa Bustinduy, que centró una de sus dos carajazo-campañas en ese eje programático. Los periodistas somos muy dados a hacernos eco del sentir ciudadano mientras el ciudadano está tomando una horchata ajeno a lo que nosotros creemos que le importa. Por eso no sé hasta que punto es correcto afirmar que hay indignación con el hecho de que la consulta no se haga, cuando la desidia puede palparse a veces con sólo agudizar el oído. De la Torre quiere plusvalías, dinero para las arcas municipales y que las empresas que construyan se harten de ganar dinero. No es nada malo esto, sólo estamos describiendo. Es legítimo forrarse, yo en concreto llevo intentándolo mucho tiempo aunque con éxito mínimo. También es cierto que no pretendo construirle a nadie un tocho en la meolla. Lo malo es que a veces hay que mirar también el beneficio intangible. Por ejemplo: que una zona castigada urbanísticamente, amazagotada, olvidada, que no es de las favoritas y nunca lo ha sido de este alcalde, pueda tener un pulmón, un Central parKecito. Eso, a sabiendas de que también hay no poca gente que vive en la zona y quiere rascacielos por entender que así se revaloriza su pisito. A todos habría que preguntarles. Para no dar la impresión de que se gobierna con el estilo absolutista del que no se hubiera enterado del cambio de tiempos.