Ha vuelto la apocalíptica serie Walking Dead. El primer capítulo de la temporada 7, emitido en la Fox, ha sido de una crueldad insoportable. Pero sus terroríficos primeros 20 minutos encierran una enseñanza irrefutable: incluso en un mundo reventado por los muertos vivientes, insaciablemente hambrientos, el mayor horror lo siguen provocando los humanos que siguen vivos entre sí. Así que para este lunes de puente en que los críos se divierten con ese contagio anglosajón llamado Halloween, ir disfrazado de persona normal, sin necesidad de sanguinolentos colgajos de piel en la cara, es suficiente para asustar a los demás y obligarles a elegir entre truco o trato.

Y en polvo te convertirás

Otro disfraz aterrador puede ser el de resucitado al que sus hijos esparcieron sus cenizas, ya que el pobre habrá de volver a este mundo faltándole cachos por todas partes. La Fe y la Razón pueden y deben ser compañeras respetuosas, pero en este asunto de no esparcir ni repartir las cenizas del finado tras su incineración, la última directriz del Vaticano abonará las letrillas del Carnaval. Incluso su piadosa no retroactividad resulta infantil. E imaginar la secuencia en que un hijo, por ejemplo, intentase ahora recopilar la totalidad de las cenizas de su padre para cumplir con la Iglesia, esparcidas en aquel lugar que tanta paz le proporcionaba en vida, con un rastrillo en una mano y un cedazo en la otra, sólo provoca risa. El lugar para quienes nos quisieron durante su paso por la tierra es nuestra memoria, mientras la tengamos. Y, quizá, si alguien lo necesita, una flor fresca junto a su retrato.

Liberadas

De una religión más antigua aún que el cristianismo, la yazidí, son las dos mujeres reconocidas con el Premio Sajarov (aquel científico nuclear soviético que sacrificó su libertad por la paz de los demás y de sí mismo). Las jóvenes premiadas, Nadia y Lamiya, han sido esclavizadas por distintos dueños, vejadas, heridas y tratadas peor que si hubieran sido animales de granja. De nuevo algunos hombres, su interesado fanatismo para utilizar a las mujeres en beneficio propio, son peores monstruos que los más aterradores zombis de Halloween o de Walking Dead. La ciudad de estas mujeres, Mosul, aún bajo el yugo del autodenominado Estado Islámico, es uno de los escasos lugares donde quedan yazidíes en el mundo. Liberadas de su tortura, emocionan e inspiran sus sonrisas al recoger anteayer el Premio Sajarov (que el Parlamento Europeo instituyó en 1988, un año antes de la muerte de quien le da nombre). Leer la biografía de Andrei Sájarov puede ser una buena opción para este largo fin de semana.

Pa’lante 2016

Otra opción, y no son pocas las opciones para disfrutar en Málaga este puente, es ir esta noche al concierto «Pa’lante». Esta vez será en el auditorio de la Diputación, junto a la playa de la Misericordia. Ya son seis ediciones disfrutando de estupendos músicos que celebran en directo los grandes temas del pop y el rock de los años 70, 80, 90 y 2000. Lo recaudado es para la Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer (FMAEC). La silueta del músico Francisco José Medina sigue estando en el cartel, ya que él inició en 2009 el ciclo de eventos con los que obtener financiación para ayudar a pacientes y familiares, pero la enfermedad no le dejó continuar cuando se lo llevó en 2010. Sus compañeros del grupo, su familia y un público entregado lo hacen en su nombre y convierten cada año el concierto Pa’lante en un irresistible himno contra el miedo y por la vida.

Rajoy-Iglesias

Los abrazos y las manos que se aprietan en el P’alante se aprietan de verdad. No como ese algo etéreo, raudo, escaso, casi sin coeficiente de rozamiento que fue el «apretín» de manos entre Pedro Sánchez y Antonio Hernando en el Congreso el miércoles. Mucho nos queda por ver en ese hemiciclo. No sólo el cruce de versos improvisados entre Aitor Esteban «si bien me quieres, Mariano, no me des leña y dame grano», del PNV, y Mariano «si quieres grano, Aitor, te dejo mi tractor», en funciones hasta hoy. El cruce entre Rajoy e Iglesias ya avanzó quiénes darán el juego Gobierno-Oposición en esta, ya veremos si breve o no, legislatura. Aún en la escenificada distancia ideológica, en el fondo ambos líderes se gustan. Y como no hay otros líderes que reseñar en el Congreso (ya que Rivera ha de quitarse el traje de árbitro para serlo y en el PSOE aún no se atisban), ambos protagonizarán los capítulos más jugosos del diario de sesiones.

¡Ah!... Lo de la vexilología (estudio de las banderas) del título es un poco cebo, aprovechando lo de la bandera de Borgoña que soltó Iglesias en el debate, la que utilizaban los ejércitos españoles durante los Austrias. Como dice Rajoy ahora, obligado a pactar y negociar cada paso parlamentario: «No me queda otra»… Porque hoy es sábado.