Ya tenemos Gobierno. Cuatro ministros andaluces, cuatro. Juan Ignacio Zoido (Interior), Fátima Báñez (Empleo), Cristóbal Montoro (Hacienda) y Alfonso María Dastis (Exteriores). Una cuota magnífica. Un síntoma del poderío del PP andaluz dentro de su organización. Sin embargo, el hecho de que Zoido (exalcalde de Sevilla, ahora jefe de la oposición y diputado al Congreso) ocupe un cargazo es en cierto modo una derrota de Juanma Moreno Bonilla, presidente de los populares andaluces, que tiene en éste a uno de sus adversarios políticos tradicionales. Hay bonillistas y zoidistas en el PP andaluz. ¡Y de qué forma!

Zoido se alinea con Cospedal, su madrina política y protectora, la que pujó fuerte para que él fuese el presidente del Partido Popular en Andalucía y continuara siéndolo más tiempo. Seguramente también le habrá ayudado y promocionado en este trance. Cospedal no olvida. Por contra, ella misma culmina su ambición indisimulada de entrar en el Ejecutivo, aunque su cartera, Defensa (muy acertado y simbólico que sea una mujer) sea menos política e influyente de lo que ella habría deseado. En realidad, hubiera deseado estar al mismo nivel que Soraya Sáenz de Santamaría. Rajoy se ha marcado un Chacón, haciendo a Cospedal jefa política de las tropas.

Salen los veteranos Jorge Díaz y Margallo, al que tal vez le han perjudicado sus charlatanerías con periodistas y en los cenáculos del poder, donde dejó ir demasiado lejos la idea en un determinado contexto y momento, que él podría ser el recambio de Rajoy. Guindos, que amagó con irse, y nadie lo creyó mucho, gana poder. Evacua también Morenés, con un papel político ni fu ni fa.

Para Turismo (con Energía y Agenda Digital), que nos interesa y atañe mucho, Álvaro Nadal, madrileño del 70 y hasta ahora asesor económico en Moncloa de Rajoy. Al Turismo siempre se le ponen apellidos. Sería deseable una cartera por sí sola. Se la emparenta esta vez con Energía, así como otras veces se ha hecho con Industria o Comercio. Este hombre sabe de números. Un voto de confianza para que se ponga pronto al día de pernoctaciones y fitures.

En Fomento está Íñigo Gómez de la Serna. Exalcalde de Santander. Es la gran cartera inversora. Hay una suerte de ley física que podría enunciarse en: todo ministro de Fomento experimenta un empuje hacia arriba que le impele a invertir en su tierra y los alrededores. Y llevarles un AVE. Veremos.

Un Gobierno político, sin tantas sorpresas como algunos aventuraban, con una catalana de pro en Sanidad, un portavoz bonachón (Méndez de Vigo) y que ha de regatear con la oposición cada medida. Una batalla calle a calle por cada Ley. Rajoy a lo suyo. Este también podría haber sido el Gobierno que nombrara con mayoría absoluta.