Viendo a Obama, Merkel y Rajoy juntos en Berlín la ilusión ambiental hace que parezca que los tres son de izquierdas. Obama, el más «rojo», ya fuera del panorama. Merkel, ante su improbable cuarto mandato, acusada por sus detractores de haber convertido Alemania en Babel con tanto refugiado. Y Rajoy gobernando en minoría. Pero los tres sienten el aliento en el cogote de Marine Le Pen, del brexit de Theresa May y de Nigel Farage, el «simpático» ultra con el que Trump ha hablado recién elegido presidente de los EEUU antes que con ningún jefe de Estado. Qué relativo es casi todo cuando el lobo viene de verdad…

UN TIPAZO Y UNA TIPAZA

El coronel Rafael Vidal, al que aprecio, criticaba ayer en Málaga la política exterior del primer presidente negro de EEUU en su clausura del «Foro para la Paz en el Mediterráneo». Rafael denuncia el aumento de la tensión internacional que han provocado los movimientos de tropas americanas en las repúblicas cercanas a la Rusia de Putin, entre otras cosas. Pero el impresionante Obama pasará a la Historia por sus hechuras de mundial caballero sin espada, a lo Capra. Un tipazo. Y su mujer una tipaza. A pesar del color oscuro de su piel, Obama y su familia no son el negativo, sino el positivo fotográfico de la familia Trump y de alguno de sus cortitos amigos supremacistas blancos. Menudo relevo…

TRUMP Y GIL

Cómo no recordar a Gil haciendo de alcalde de Marbella (haciendo de, sí) desde el Club Financiero, como ahora parece tentado en gobernar el electo Donald desde su Torre Trump. Cómo no recordar al elefante Gil, quien en su segunda mayoría absoluta (recordemos que obtuvo tres, en 1991, 1995 y 1999) colocó a su hijo como alcalde de Estepona (también electo, por supuesto), al mirar al elefante Trump moviendo ya ficha para que su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner entren en el gabinete presidencial. Cómo no recordar, cuando este año se han cumplido 25 años de la llegada del gilismo a Marbella, las descamisadas apariciones de Jesús Gil en programas de máxima audiencia televisiva o en la radio deportiva de entonces y su similitud con el gusto por el espectáculo vulgar que demuestra Trump tocado con su gorra en las suyas. Y cómo no recordar que también Gil (once años como alcalde extractivo ante los ojos de todos sin que nadie le parase hasta que llegó un joven juez en comisión de servicio llamado Santiago Torres) llegó a la política diciendo que él ya era un rico empresario de la construcción, no un político que venía a enriquecerse. Como Trump…

SALVAJE FAR WEST

Ayer se inauguraba en el Museo Carmen Thyssen La ilusión del lejano oeste, una exposición que compara el salvaje oeste americano con la Andalucía de los bandoleros. Pues eso, Trump y Gil. Y si de ver quién es el más rápido se trata (aunque en este caso no el más rápido en «llevárselo»), ahí están las bravas pistoleras Cristina Cifuentes y Susana Díaz acercando territorios, o mejor, marcándolos. El error de la presidenta madrileña aflorando el prejuicio con lo andaluz en un calentón dialéctico, cuando debatía contra Ángel Gabilondo en la Asamblea de Madrid, le ha servido a la presidenta andaluza para desenfundar el colt de su carisma. ¡Bang!

CIFUENTES vs DÍAZ

Pero no llegará la sangre al Manzanares ni al Guadalmedina, ni mucho menos a la dársena del Guadalquivir, donde nunca pasa nada por mucho que pase entre el puente de Los Remedios y el de Triana. Como no pasa cuando llegan los ecos del macareno Hospital de las cinco llagas, el edificio donde se duelen de esa indolencia las paredes del Parlamento andaluz, unos ecos invariablemente «socialistas» desde el inicio de la democracia. Porque Susana Díaz quiere bien viva a una adversaria como Cristina Cifuentes, una mujer fuerte y atractiva que al cometer una torpeza semejante la encumbra a ella el doble. La salida de tiesto de la chulapa acaba de colocar a la trianera al mando de la tronera, precisamente cuando volvía de Madrid con apariciones de precandidata. Cifuentes acusa a Díaz de no asumir nunca responsabilidad alguna de lo que va mal en Andalucía. Y hay verdad en eso, pero es una verdad que afecta a casi todos los gobernantes territoriales. Aunque en esta ocasión las cifras engañan.

ANDALUCIA 8-6 MADRID

Sí. Madrid demuestra una aportación en positivo de unos tres mil millones de euros al fondo autonómico y Andalucía recibe en la distribución de los fondos finales una parte de ese dinero (alrededor de un 30%). Pero es lógico. En Andalucía hay unos 8 millones de habitantes y en Madrid 6. Y es que la financiación pública en España se destina a las personas, no a las entidades territoriales de España. Y la tributación por la que se obtiene ese dinero del fondo es progresiva, deben pagar más quienes más tienen, y quienes más tienen tributan en Madrid, Cataluña y Baleares. Peligroso camino el de la insolidaridad, tan cercano a Trump, que parece tan lejano, en el Far West… Porque hoy es sábado.