Perón y Castro

No es siempre fácil determinar si un gobernante actúa por el bien común (aunque creamos que se equivoca en su programa o medios para alcanzarlo) o sólo piensa en sí mismo. Pero hay hechos muy reveladores. Así creo fue el que Perón dejara como presidenta a «Isabelita», una persona sin la menor capacidad para el cargo, en venganza porque décadas antes no le permitieron tener como vicepresidenta a Eva Perón, con los desastrosos resultados que registra la historia. Fidel Castro, cuidando de su salud, dejó de fumar en 1985 y declaró que «lo mejor que se puede hacer con una caja de puros es dársela a un enemigo». Pero no tuvo escrúpulos en continuar cultivando y propagando la droga que mata a 6 millones de personas al año. Después presumiría, él y sus acólitos, de la Sanidad cubana, cuando a sus seis mil fusilamientos hay que añadir el número cien veces superior de aquellos a quienes incluso les ha hecho pagar cara esa droga, cultivada del modo más exquisito para atraerles. ¿Cabe gobernante más despiadado que el que el que tiene así como lema real un «socialismo y muerte», y que explota arteramente a los demás hasta enfermarlos e incluso acabar con ellos?

Emilio Díaz Ledesma. Málaga