Los espías occidentales no sabían que iba a levantarse el muro, ni que iba a caer, dice Le Carré, siempre criticando a Occidente. Seguro que los soviéticos no le pagaban, no hacía falta, ir de contrapunto siempre reporta alguna clase de beneficio, material o en especie; pero su mala conciencia no ha sanado así. Siempre supe que Henry no es Henry.

Lo importante es que se haya firmado el convenio del comercio de Málaga tras dos años de negociaciones, aunque algunos se hayan resistido y solo antes de quedar descolgados se sumaran. Como también celebro que la nueva bodega Viñedos Verticales saque a la luz Filitas y Lutitas, un blanco seco de moscatel y Pedro Ximén, y La Raspa, un blanco ligero seco de moscatel y doradilla. Si a esto le sumamos que Sun D´Or, que pertenece a la aerolínea de bandera El Al, conectará dos veces por semana Málaga y Tel Aviv pues Málaga gana un poquito más.

Pero este mundo que asoma desde el Brexit, no lo describe Le Carré. El referéndum colombiano -ya el presidente Santos le hurta al pueblo unas nuevas urnas-, la llegada de Bergoglio al Vaticano, de Trump a la Casa Blanca y ahora la caída de Renzi en Italia son inmensos icebergs populistas que asoman a la superficie del océano y lo que te rondaré morena. Pero lo que más me asombra es cómo la derecha populista ha abandonado la defensa del libre mercado en favor del proteccionismo, lo que le acerca a la extrema izquierda. Y la otra derecha se hace socialdemócrata y sube los impuestos ahora que la socialdemocracia está en crisis de identidad y sale de paseo en Alsasua con los de Podemos y Bildu pidiendo la libertad de los malhechores que apalearon a dos guardias civiles. Pero Podemos, bien, expulsa a la presidenta del Parlamento balear, Xelo Huertas, por presunta corrupción. También han sido expulsados, bien otra vez, la regional Montse Seijas y el podemita de las islas Daniel Bachiller. Tiene arte alcanzar tanta corrupción en tan poco tiempo. Y ahora Iglesias quiere cambiar las reglas para un congreso a su medida -que hará coincidir con el del pepé para robarle cámara- y laminar a Errejón. Mientras tanto, Igualdad de los nuevos bárbaros critica que los cargos más relevantes son para los hombres. ¿Pero no eran feministas? Y después, Iglesias hace novillos por segunda semana consecutiva en la Comisión Constitucional, pero si te pagamos para que asistas, Pablo. A esa hora compartía videos de la NBA en las redes, después de posar de esmoquin para la revista Vanity Fair. Es cierto, sí, que Josep Garganté, de las CUP, ha sido absuelto de la acusación de coaccionar a un médico de un ambulatorio para que cambiara un parte que dijera que un mantero había sufrido una agresión de un agente de la Guardia Urbana; así se escribe la historia, falsificándola. Bueno, ya saben ustedes que pueden hacer lo de Garganté, o escribir los repugnantes tuits de Zapata, no pasa nada. Bueno, y Carmena rectifica a las 15 horas y anuncia que no modificará su plan económico. Y Maestre se atasca al tratar de justificar los cambios en el Pleno. Y se abre nueva investigación contra la juez de Podemos, Rosell, por seguir instruyendo estando recusada, pero eso a ella debió importarle poco. Por todo esto y mucho más, de aquí y de acullá, no extraña que se comentara las otras noches en el Larios la conveniencia de la higa para saludar a algunos políticos inútiles y nefastos para la ciudadanía. Se representa la higa introduciendo el pulgar entre los dedos índice y corazón, y así se señalaba a las personas infames o a las que se hacía desprecio, aunque también se conseguía el efecto apotropaico de ahuyentar el mal de ojo. Pero la higa inglesa es distinta, the finger consiste en estirar y enseñar el dedo corazón señalando hacia arriba mientras se contraen en la palma los otros cuatro. Dejémoslo aquí, que esto da para mucho. Por eso, vuelvo a mi lectura de Bartolomé José Gallardo, mediados del XIX, que escribía esta cancioncilla romántica:

¿A qué puertas y ventanas

clavar con tanto rigor,

si de par en par abiertas

tengo las del corazón?

Así, con su madre a solas,

lamenta su reclusión

la bella niña cenceña,

la del quebrado color,

el pecho lleno de amor,

de amargo llanto los ojos,

y de par en par abiertas

las puertas del corazón.

cima@cimamalaga.com