Uno de los juicios en los que más ganas me han dado de echar la pota es en el de Parque Animal. La verdad, hay que respetar la presunción de inocencia y creerse que esta señora no acabó con 2.200 perros y gatos usando menos sustancia eutanásica de la recomendada para ganar pasta, por ser políticamente correcto y eso. En lo que sí voy a fijarme es en que sólo se pide un año por maltrato animal y tres por falsificar los listados y certificados de sacrificio. En fin, hay una clara desproporción entre unas penas y otras y eso no es culpa ni del fiscal ni del juez del caso, sino de lo poco que se valora la vida de un animal en nuestro país, lo que tiene su reflejo, cómo, en el Código Penal. Hay que endurecer las penas, pero ya, y tipificar como delito conductas que hasta ahora no lo son como el abandono animal, tal y como pidió hace unas semanas la presidenta de la Protectora de Animales y Plantas de Málaga, Carmen Manzano, en una entrevista concedida a este periódico. No sé quien dijo que el grado de civismo de una sociedad se mide por cómo trata a sus animales y eso tiene su correlato en el hecho de que muchos perros y gatos de las protectoras malagueñas son adoptados, precisamente, por alemanes, noruegos, suecos, finlandeses y holandeses. Dando un paseo por el refugio de la capital, uno puede ver, por ejemplo, a perros que han perdido la mitad de la boca por un escopetazo de un cazador y otro tipo de animales con todo tipo de dolencias y secuelas derivadas de la falta de cuidado o directamente del maltrato. Manzano lo dijo claro: es necesario que por ley se obligue a esterilizar a los animales, porque luego llegan las camadas y los abandonos masivos en cualquier parte. Y, por qué no, modificar el Código Civil la denominación que tienen los animales como bienes muebles. Todos los estudios confirman que perros y gatos pueden ser felices e infelices, sufrir depresión y otras sensaciones típicamente humanas, por lo que el maltrato de estos seres indefensos debe perseguirse con mayor dureza, aunque la concienciación, es cierto, ha avanzado mucho en los últimos años y la ciudadanía se está dando cuenta de que tratar bien a los que no son más que un miembro de su familia es una obligación cívica, además de legal. Y mientras a ver si es posible que este gobierno le vaya metiendo ya mano a una ley animalista estatal que empiece por crear unidades especializadas en esta causa y que prohíba todas las fiestas en las que un animal es objeto de maltrato, burla o escarnio. Así, podremos ir sintiéndonos un poco más orgullosos del país y dejaremos de organizar cazas de brujas contra artistas por opinar libremente de lo que les dé la gana.