Paco se va. Todavía tenemos dos años y medio para despedirnos de él, hasta mayo de 2019. Se lo ha reconocido a su mujer, Rosa, que ha estado siempre al lado del alcalde en un discreto segundo plano. El día a día en la residencia De la Torre Francia es demasiado rutinario: Paco sale por la mañana a andar o nadar y ya, hasta que no ha visitado la última peña o cofradía, no vuelve a casa para que le sea cronometrada la ducha diaria. Con él se nos irán 19 años de gestión entregada a convertir Málaga en un gran escenario de película (de mejor o peor categoría). Paco nos dejará una Málaga «genial» llena de museos y con un Centro Histórico peatonalizado a base de granito y mármol. Todavía tiene dos años por delante -presupuestos incluidos-, por lo que todavía hay margen de sorpresa por parte de De la Torre.

Me da miedo, no lo voy a negar, el panorama que se abre ahora en la ciudad. Con Paco ya sin chaleco antibalas, el PP local abre públicamente la lucha por su puesto. 24 meses son muchos en política y las cunetas pueden llenarse de cadáveres políticos. Empieza Saw en el Ayuntamiento€ Y si no se miden las frenadas, el PP puede acabar sin cabeza, como ahora lo están PSOE, IU o Podemos. Ciudadanos, el socio de De la Torre, ya ungió hace unos meses a Carlos Conde como dauphine del rey. Este anuncio servirá para que Cassá y su equipo midan sus fuerzas y su influencia real. No es lo mismo negociar con De la Torre que negociar con su partido. Estoy seguro de que los populares comenzarán a forjar un liderazgo que arrancará de forma artificial pero sólo el PP conoce Málaga como la madre que la parió. Parece que sólo ellos conocen la Málaga que vota, y amortizarán sobradamente a Paco. Tiempo al tiempo.