'Cuatro mil millones en Navidad', por Felipe Seara Navarro

La sentencia obliga a los bancos a devolver unos 4.000 millones de euros por las cláusulas suelo. Algún comentarista ha dicho que eso era una especie de premio de Navidad para los afectados. Sí, aunque fuera suyo, se le puede llamar premio para muchos de ellos, que no lucharon como podían por sus derechos. La culpa no es sólo de las entidades financieras, ni de los sucesivos gobiernos que lo permitieron, sino de muchas de las víctimas que siguieron confiando en ellos, apoyándoles con sus cuentas corrientes y sus votos incluso después de ese nuevo «inmenso latrocinio». Los que protestaron formalmente, los que acudieron a los tribunales o los que, al menos, salieron a la calle a manifestarse, fueron muchos menos que los que, ante determinados conflictos, han salido a defender sus equipos de fútbol. Más aún, ha tenido que ser la justicia de fuera la que ha debido intervenir a hacer justicia, ante la vergonzosa negativa a impartirla de tribunales españoles.