Nunca vi tan seguro, tan ufano y fuerte al maestro Eugenio Chicano en la noche cuando se inauguraba su sorprendente exposición denominada «Paisajes de Andalucía». Decía cumplir por encima de los ochenta años y parecía un chaval, apoyado en un elegante bastón de fina caña. Fuimos muchos los amigos que tuvimos la suerte de acompañarle. Somos legión porque Chicano, en tantos años, ha acumulado tantas voluntades y acunado tantas lealtades artísticas que en la noche del MUPAM éramos como la panda de verdiales que alegró la noche, con anís y roscos de vino. Todo completo. Quedaron sus palabras y, sobre todo, su visión inédita de rincones andaluces pasados por el tamiz de su genio y de su ingenio, en paisajes que invitan a la paz, al sosiego, a la reverencia de una tierra que se hace color en la paleta de Chicano.

Ha tenido suerte el Consejo Social de la Universidad de Málaga de sellar una larga amistad con el maestro Chicano y tener la osadía de proponer al Foro de Consejos Sociales de Universidades Públicas de Andalucía llevar esta exposición por nuestra Comunidad. Fue el anterior presidente del Consejo Social de la UMA, Antonio Morales, quien lo hiciera y el que suscribe acoger con gran agrado esta exposición que después de Málaga empezará su apasionante recorrido por Huelva, en la Casa de Colón. El Consejo Social de la UMA está sabiendo gestionar este legado y hacer visible el apoyo a la cultura y el arte, en todas sus dimensiones, como una de sus responsabilidades ante la sociedad.

El consejo de Gobierno de la UMA ha sacado adelante su presupuesto, no el que hubiera deseado su rector, José Ángel Narváez, pero sí el que podrá ser ejecutado; es realista a tenor de cómo se mueven las cuentas en las universidades públicas de Andalucía. Me quedo con una frase dicha por Narváez: «No se puede hacer más con menos dinero, con menos profesores y menos recursos». Por delante, dos objetivos irrenunciables: Modificación de los estatutos y elaboración de un nuevo plan estratégico. Tarea apasionante en la que dejarse la piel. Málaga será lo que quiera su Universidad y Narváez lo sabe.

El jueves fue, quizás, el día más amargo de Luciano Alonso al renunciar a su acta de diputado andaluz, sabiéndose inocente de un presunto delito de prevaricación por el que será juzgado. Tantos años de servicio público, con eficacia y entrega; honradez y honestidad, se cierran con el pellizco en el corazón porque, antes de tiempo, se tiene que retirar a los cuarteles de invierno, a masticar, quizás, pasos erróneos en unos nombramientos, pero que no pueden, ni deben ocultar un trabajo bien hecho, desde que como delegado de la Junta en Málaga se inventara y urgiera a promover el futuro de esta provincia con mensajes novedosos fijando que había llegado la hora de Málaga, como así fue con propuestas tan rotundas como apoyarse en el Parque Tecnológico y dimensionar el turismo en una ecuación muy distinta a la tradicional. Posteriormente fue senador, parlamentario andaluz y en dos ocasiones consejero de la Junta, precisamente siendo responsable de Cultura es cuando procede a nombrar unos asesores, ahora en tela de juicio.

Posiblemente Luciano Alonso se equivocó al dar luz verde a la contratación de unos trabajadores y, posiblemente, sus asesores se equivocaron al no asesorarle bien, aunque me temo que Luciano Alonso no les hubiera hecho caso y hubiera impuesto su santa voluntad; Luciano Alonso es así. Y ahora, a causa de unos supuestos errores administrativos, abandona la primera línea de la política (nunca la abandonará, animal político) por imperativo legal de su partido, el PSOE. Ahora toca que muchos, de dentro y de fuera de su partido, se le suban a la chepa para doblegarle y hacer picadura política con su metedura de pata y habrá analistas que le saquen hasta la cerilla de los oídos, pero no debe ocultar tantos años de trabajo y servicio púbico. Navidades amargas para Luciano Alonso pero no hasta el punto de llevarlo al patíbulo, como algunos pretenden. Yo al menos no lo haré, sino todo lo contrario, cuando hay tanto mangante suelto.

P.D. (1) Francisco de la Torre, con su anunciada y esperada renuncia a seguir en primera fila de la política municipal, dejará el listón muy alto para quien le suceda en el PP como candidato a la alcaldía. A Paco le va la marcha y a su sucesor le hará sudar tinta. Lo más seguro es que sea Elías Bendodo, todo terreno de la política «pepera», al que ya se le ve entrenándose para superar la marca de Paco de la Torre. No lo tiene fácil.

(2) Paulino Plata está que se sale, aunque haya quien le quiera negar el pan y la sal, pero los datos que arroja el puerto de Málaga en su gestión y el apabullante caudal de proyectos (Paulino, calentura de ideas) hablan de un futuro prometedor de una de las piezas fundamentales para el crecimiento y solidez económica de Málaga.