Sir Bradley Wiggins, el deportista británico más laureado de todos los tiempos, anunció ayer por sorpresa su retirada del ciclismo profesional a los 36 años de edad. Wiggins (Gante, 28 de abril de 1980), hijo de un ciclista australiano, Gary Wiggins, y de una australiana, Linda, se trasladó de Bélgica a Inglaterra con su madre, cuando tenía sólo dos años, tras el abandono de su padre.

Pese a su gran afición por el fútbol -estuvo a prueba en las categorías inferiores del West Ham-, se decantó por el deporte de la bicicleta en 1992, después de ver por televisión la sonada victoria de su compatriota Chris Boardman en persecución individual en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Desde entonces, su meteórica carrera le ha llevado a colgarse ocho medallas olímpicas -cinco de ellas de oro, una de plata y dos de bronce-, a levantar el título de campeón del Tour de Francia en 2012 y a ostentar el récord de la hora, entre otros logros.

El británico ya había colgado al bicicleta de ruta el pasado año, y desde entonces había centrado sus esfuerzos en la pista, especialidad que le había proporcionado muchos éxitos en el pasado.

A través de un sentido comunicado, Wiggins anunció su decisión de abandonar el ciclismo profesional: «He sido afortunado de haber podido vivir un sueño de haber cumplido la aspiración que tenía desde niño, que era vivir y dedicarme plenamente al deporte del que me enamoré a los 12 años», escribió en su perfil oficial de Facebook, junto con una foto con sus medallas, trofeos y maillots más emblemáticos. «He conocido a mis ídolos y he corrido con los mejores durante 20 años. He trabajado con los mejores entrenadores y mánagers, a los que siempre agradeceré todo su apoyo», añadió Wiggo.

Bradley se baja de la bicicleta con 36 años, como el deportista británico más laureado de la historia y con un palmarés de éxitos casi irrepetible. Suma ocho medallas olímpicas, ganadas a lo largo de cinco Juegos -Sidney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016-, además de 15 preseas en Campeonatos Mundiales, ocho de ellas de oro.

Su último gran éxito llegó el pasado mes de agosto en Río, en la prueba de persecución por equipos, cuando se colgó la medalla dorada junto a Edward Clancy, Steven Burke y Owain Doull.

En las grandes vueltas, Sir Bradley se subió a lo más alto del podio en el Tour de Francia de 2012 y llegó a vestir el maillot de líder en las tres grandes: Tour (Francia), Giro (Italia) y Vuelta (España).

Wiggins tuvo sus inicios en pista, pero la gloria le llegó inicialmente en la ruta, con el Tour de hace cuatro años y un Mundial contrarreloj (Ponferrada 2014) como principales logros. No obstante, nunca olvidó los velódromos. En Río conquistó su quinto oro y superó a otro rey del velódromo, Chris Hoy, como el deportista británico más laureado de todos los tiempos.

«2012 fue un año impresionante y funcionó como un motor para mí. El ciclismo me lo ha dado todo y no lo habría conseguido sin el apoyo de mi maravillosa esposa, Cath, y de nuestros formidables hijos», señaló Wiggo en su comunicado.

«El de 2016 es el final del camino para este capítulo. Los niños de Kilburn que tienen los pies en el suelo y la cabeza en las nubes no ganan oros olímpicos y el Tour de Francia. Ahora sí lo hacen», apuntó