El año acaba con la peor de las noticias posibles. No hay acuerdo entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga sobre cómo llevar el metro hasta el Hospital Civil. La verdad es que nunca hubo entendimiento entre las dos administraciones para ejecutar con solvencia, en tiempo y forma, el principal proyecto inversor que recibirá la ciudad de Málaga en años. El metro debería estar ya funcionando desde hace tiempo en todos sus tramos y después de la reunión de ayer ya se sitúa la fecha en 2019. Tiene mérito la cosa.

La historia del metro de Málaga resume a la perfección las deslealtades entre el Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el PP, y la Junta de Andalucía, en manos del PSOE. Y aunque todos tienen que callar en este asunto, las posiciones del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, son cada vez más insostenibles debido a los innumerables cambios y matices introducidos en el proyecto durante años. La Junta planificó cuatro líneas (el Palo, Ciudad Jardín, Teatinos y Martín Carpena) y otra línea más circular por si algún malagueño quería darse una vuelta completa por Málaga. Durante este tiempo, el PP le añadió detalles y fue incorporando un intercambiador en la La Marina; aprovechar la obra del metro para prolongar el Cercanías hasta La Marina; peatonalizar el paseo de la Alameda... Atrás queda en el recuerdo también la bronca en Carretera de Cádiz; el debate que fascinó a media Málaga entre muros pantalla o tuneladoras; o la disputa con la consejera de IU Elena Cortés que ideó por su cuenta un tranvía ligero hasta el Palo, desmontando el proyecto de su socio de gobierno, el PSOE, y encabronando al Ayuntamiento de Málaga. Susana Díaz intervino para desautorizar a su consejera y se abría un nuevo escenario firmado en 2013 que parecía despejar la finalización del proyecto. El Ayuntamiento de Málaga y la Junta acordaron que el metro cruzará el centro de la ciudad bajo el río Guadalmedina hasta el Mercado de Atarazanas -como defendía De la Torre-, pero incluía que el suburbano transcurrirá en superficie al inicio del trazado de la Línea 4, desde la calle Santa Elena hasta el Hospital Civil. Esa decisión de septiembre de 2013 cerraba, en teoría, el capítulo del enfrentamiento por cómo debería llega el metro al Centro, pero ya se establecían las bases para el lamentable espectáculo que han dado durante meses las dos administraciones y que ayer terminó en divorcio debido al empeño del equipo de gobierno del PP de no cumplir con lo firmado y proponer un espacie de metrobús en vez de un tranvía hasta el Hospital Civil. De la Torre tendrá razones en muchas cuestiones sobre decisiones tomadas de forma unilateral por la Junta, pero desde hace tiempo se ha enrocado en su firme idea de rechazar el tranvía y puede que los malagueños asistamos a que la Junta de Andalucía construya este tramo por decreto y con el Ayuntamiento poniendo todas las trabas en cuanto a permisos, cortes de tráfico...

Parece que De la Torre se quiere ir del Ayuntamiento en 2019 (o antes) sin que se termine un metro que nunca quiso como se proyectó y firmó.