Hay algo telúrico -hay que echarle arrestos de fin de año a empezar con una palabra así, ¿eh?- en plantar un árbol. Miro la foto en la que el concejal de Medio Ambiente de Málaga planta un plátano de sombra, ya adulto de unos 12 metros de altura (el árbol no el concejal), en los jardines de la Concepción, junto a la casa palacio donde vivieron su amor del XIX Amalia Heredia Livermore y Jorge Loring. Ese magnífico árbol de hoja caduca podrá llegar a los 40 metros de altura y vivir hasta los 300 años. El árbol resulta telúrico, por tanto, planetario, al lado de quien lo planta. Nosotros, sólo seres humanos seamos concejales o no, esta noche nos acabamos y empezamos más que ningún árbol. Sea.

Balance... | Sirve de algo esta última página del año si, al menos, se solidariza con quienes sufren por sí o por los suyos y tienen poco que celebrar. Quienes les sentimos podemos desearles aceptación para no rabiar -al fin y al cabo no hay quien en el fondo entienda todo esto- y fuerza para encajar con serenidad las circunstancias que, seguro, mejorarán. Mañana no va a cambiar nada por ahí fuera por el mero hecho de ser 2017, cualquiera que no sea imbécil lo sabe, pero estos ritos de medida del tiempo (o de resurrección y muerte como plantea la Semana Santa a los cristianos, por ejemplo) sirven quizá para cambiar algo por ahí dentro de cada uno. Mirémonos en los demás durante un instante mientras lloran o se divierten, sabremos quiénes somos en la diferencia y cómo estamos…

Last dance | Este año, por seguir la convención periodística, han pasado no pocas cosas que subirán a las páginas de la Historia. Y gilipolleces como las de la prohibición de circular con matrículas pares por la alta contaminación en Madrid que tanto espacio ha ocupado en los telediarios. Por generación y opinión personal, quizá, destaco unas y no otras. Murió David Bowie, recién grabado su último disco, Blackstar, publicado dos días antes de su muerte, un trabajo con letras premonitorias como una despedida del duque blanco, o quizá eso se quiso decir para aliñar la noticia, tanto da. Quienes crecieron oyendo a Bowie de fondo, bailaron su música o la escucharon en los discos de su hermano mayor o en alguna banda sonora no sintieron la muerte de alguien que en realidad no conocían, sino de su adolescencia, de su juventud, la certeza de su propia mortalidad, en suma. De que esto se acaba…

Hoy, ayer... | Como hemos sentido la muerte de la princesa Leia (pobre y compleja Carrie Fisher) porque fue compañera de nuestras tardes de cine siendo unos críos que ya se creían hombres, o mujeres (La Guerra de las Galaxias yo la vi en el malagueño cine Atlántida, pero esa sala ya no existe). Sin embargo, no hemos sentido igual la de su madre, Debbie Reynolds (con la que no se hablaba), a pesar de su mirada pequeña y grandiosa en Cantando bajo la lluvia. Porque no vivimos igual lo que vivimos en según qué etapa de nuestras vidas, ni en según qué mundo nos toque vivir ni en qué momento de ese mundo. Siria hoy, España ayer en la posguerra…

Chiquito y Leia | Esto del tempus fugit se las trae. El intenso poeta Juan Manuel Villalba ha subido a internet una foto de grupo firmada por Salas en la que casi pasa desapercibida Carrie Fisher en Málaga, en una fiesta tras el concierto de Paul Simon en 1989. El moreno de Simon and Garfunkel y ella están junto a… Chiquito de la Calzada y los bailaores Mariano y Luci Montes, entre otros flamencos malagueños. De aquel poema 20 de Neruda que se nos clavó por amores de juventud «Puedo escribir los versos más tristes esta noche…», y toda esa parte con la que nos gustaba morir por la chica o el chico amados, como si de una Capuleto o un Montesco se tratara, no sabíamos que un verso que nos daba igual iba a ser el más duradero del poema: «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…» Habrá un día en que ya no estaremos más que en esos instantes congelados de las fotografías. Como el malogrado George Michael, al que miro en las portadas de aquellos discos de Wham de los 80 y vi cantar en La Rosaleda (que este año ha celebrado los 75 años del primer partido jugado en su césped).

Y lo de Trump | De lo sucedido este año en política quizá convenga resaltar lo de Artur Mas convertido en un Arturo menos de la taula ronda catalana. La extraña legislatura en el Congreso hasta la investidura de un Rajoy en minoría más Rajoy que nunca. Lo del PSOE a la deriva con los militantes y el aparato enfrentados. La viejísima división entre guerristas y felipistas (bueno, entre pablistas y errejonistas) en los novísimos de Podemos. El extraño freno y marcha atrás del voto a Ciudadanos. La irresponsabilidad populista del Brexit británico y una destartalada Unión Europea. La preocupante victoria del despreocupado Trump y su previsible gobierno de magnates radicales… Y el abrazo de quienes te desean de verdad ¡Feliz Año!... Porque hoy es Sábado.