E n un entorno en el que cada vez resulta más complicado desenvolverse, el Plan de Empleo de Cruz Roja Málaga redobla esfuerzos para luchar contra la vulnerabilidad de personas en paro de larga duración, de jóvenes a los que les resulta imposible acceder a su primera experiencia laboral, de personas sin una red de apoyo o de familias que resultan invisibles en el mercado laboral.

La mediación con empresas malagueñas socialmente responsables centra nuestro empeño ahora. Y tal ha sido la respuesta en esta provincia que para Cruz Roja es vital demostrar que la ciudadanía se implica cada vez más en causas sociales. Ésta es la esencia de lo queremos incluir en las líneas de este periódico: reconocer de alguna forma, con este altavoz, el esfuerzo, el compromiso y la solidaridad del tejido empresarial.

Podemos hablar de los números del Plan de Empleo de Cruz Roja en Málaga, destacar que a lo largo del año 2016 hemos atendido a más de 2.000 personas en nuestros proyectos o que hemos realizado más de 1.100 contactos con empresas, pero lo más gratificante es poder ayudar a cambiar la vida de las personas, tender la mano para aliviar el sufrimiento, fomentar siempre un afán de superación. Todo ello con la ayuda de quienes tienen la posibilidad de ofrecer un futuro más despejado para alguien a quien le cuesta encontrar un trabajo: las empresas. Recuerdo a Mariya, una mujer víctima de violencia de género. Venía vestida de negro, sin apenas levantar la mirada. Le preguntamos si conocía la empresa Clece y si le gustaría trabajar en el cuidado de personas mayores. Nos respondía: «Esa empresa no me va a querer. ¿Tú me has mirado?». Pero fue contratada y su ánimo, y su vida, cambió. También recuerdo a Osus, que tuvo que cerrar su negocio y a la que conseguimos ayudar a retomar el contacto con el mundo laboral. Como para todo en la vida, bien lo sabe Osus, se necesita paciencia, perseverancia y un buen apoyo, que encontró entre las que llama sus «comadres» del Plan de Empleo de Cruz Roja.

Me acuerdo también de Charles, que nos confesaba que ya no tenía fuerzas para luchar. «Vivía en la calle, me duchaba en la playa, comía con Los Ángeles Malagueños de la Noche», decía. A través de nuestro Servicio Integrado de Empleo pudo encontrar trabajo: en colaboración con Clece, empezó a trabajar en Ikea. Y cuando te dicen, como Charles, que Cruz Roja le ha salvado la vida, que nos considera como su familia, comprendemos que no existe una satisfacción más grande: «Cruz Roja se ha portado muy bien conmigo desde el principio, apoyan a las personas de verdad, me ha ayudado a recuperar mis papeles, un trabajo€ Se preocupan por mí, se alegran de verme».