La imagen de Hernando (PP) y Hernando (PSOE) negociando cosas, discutiendo con flema británica, tirándose alguna vez los trastos con cuidado de no dar en la cabeza, produce una sensación extraña, después de un año en que éramos todos tan enemigos, y algunos le habían cogido ya el gusto a la trinchera sin fuego real. Aquella daba la impresión de ser una guerra sin motivo de veras, haciendo muecas para meterse miedo, y esta una paz no declarada, de las de ir tirando, hoy hemos librado y mañana ya veremos. «No te despegues de Hernando», parece haber dicho Rajoy a su Hernando, una vez que se le ha pasado el susto y ha recuperado la relación de familia con los muebles de Moncloa. Al PSOE este clinch puede permitirle coger algo de fuelle, tras tantos meses dando golpes al aire (prueben, para ver lo que cansa), pero si la imagen de Hernando & Hernando tomara estado sería el abrazo del oso.