El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, presentó ayer un estudio sobre los museos de la ciudad y su impacto en el turismo y en la pujanza del destino. Más o menos. Lo hacía a parecida hora en la que el Partido Popular celebraba una reunión de cargos y parlamentarios. De la Torre no se suele perder estos actos, -es parte del comité provincial- y menos celebrándose en la ciudad que preside. Pero ayer no estuvo por la labor. Prefiere enviar el mensaje de que a él no le preocupa el partido y sí Málaga. No hay que tener mucha memoria para recordar varias citas electorales en las que ha procurado esconder bastante las siglas y enseñar mucho su rostro, convencido de que saca votos por la cara.

En el citado cónclave pepero malagueño, Moreno Bonilla y Elías Bendodo se descojonaron varias veces sin que sepamos si el motivo eran chistes sobre el frío que hace, comentarios sobre lo bien que estaba saliendo la cita política, chanzas privadas de alegre camaradería o es que estaban hablando del regidor.

Lo más potable de esa cita fue la noticia de que el Partido Popular celebrará en primavera una gran convención en Málaga. Con la probable presencia de Rajoy. El PP de Málaga quiere relanzarse. No sabemos si en esos días convencionales De la Torre tendrá muchos estudios que presentar o si estará aún en la batalla de negarle el metro a Málaga o buscará un hueco para llegarse a saludar al de Pontevedra, que dada la buena relación que tiene con Bendodo ya debe estar más que al tanto de que a De la Torre hay que darle un pronto boleto. Si es que se quieren afrontar con garantías las próximas municipales.

Tal vez esa convención sería (¿planea la dirección regional?) un buen momento para convencer (anunciar) que De la Torre se va antes de tiempo. Lo cierto es que si ha anunciado que ya no volverá a presentarse es que hay una estrategia, un guión, una novela de la que sólo se nos ha desvelado el capítulo de la marcha.

No es sensato que agote su mandato y mandar a Bendodo a los carteles así a las bravas, sin rodaje en el cargo, a pelo, a luchar contra los elementos. Fue el mismo Bendodo ayer el que anunció refuerzos estratégicos y políticos en la capital. Y el que habló de asuntos de actualidad de la ciudad, fijando la posición del PP municipal en algunos asuntos. En fin, a ver si esto va a ser como la monarquía: que tenemos dos reyes... O sea, que tenemos dos alcaldes y no nos estamos enterando.

El otro día anunció el Gobierno que se va a proceder al relevo de setenta embajadores. Setenta. Un bombo lleno de nombres en el que, por qué no, podría estar el alcalde de Málaga.

Si Moreno Bonilla le dice que deje la alcaldía, De la Torre se parte de la risa, hace tres museos, se toma un Fanta, nada un kilómetro y se echa una siesta antes de inaugurar la sede de una cofradía y acudir a dos meriendas de jubilatas. Pero decirle no al presidente del partido y del Gobierno no debe ser tan fácil. El gallego no viene a Málaga a hacer turismo.