Hay palabras que tienen una connotación muy negativa. Una de ellas es «cáncer». Casi siempre que la escuchamos, se apodera de nosotros el miedo y un sentimiento de impotencia, injustificado la mayoría de las veces. Porque los grandes avances experimentados en los últimos años han hecho que la medicina haya ido ganando muchas posiciones en la batalla contra esta enfermedad. En la actualidad se cura por completo un elevado número de ellos, mientras que hace tan sólo treinta años la proporción era infinitamente menor. Por eso, el diagnóstico de estas patologías malignas en un elevado porcentaje de casos ha dejado de ser una sentencia de muerte. Ahora bien, lo ideal sería conocer las causas que los producen, con el fin de poder prevenirlos. Desafortunadamente, esto sólo es posible en patologías tales como el cáncer de pulmón, enfermedad con mal pronóstico y cuya causa principal es el tabaquismo. Por tanto, se hace necesario dejar de fumar. Con ello evitaríamos un montón de problemas. Aunque el tabaco no es el único agente cancerígeno. Según los especialistas en oncología, el 90% de los cánceres podrían ser evitados con estilos de vida saludables. O sea que, además del tabaco, es necesario practicar ejercicio físico de forma regular, tener mucha precaución con el consumo de alcohol y llevar a cabo una dieta variada y equilibrada. Y esto lo estamos haciendo francamente mal, a juzgar por el incremento de la obesidad en nuestro país. Sin duda nos queda un largo camino por recorrer en la lucha contra esta enfermedad que afecta cada vez a personas más jóvenes y que cuando te visita e impregna tu piel, tus células y toda tu vida te das cuenta de lo vulnerable que eres. Y sufres hasta la extenuación. Y a partir de ese momento, irremediablemente, comienza una nueva etapa marcada por el antes y el después. Por eso, todos los ciudadanos deberíamos colaborar poniendo un granito de arena, o sea, llevando a cabo las medidas higiénico-dietéticas que aconsejan los responsables de la salud. Pero la Administración también tiene un importante papel, ya que a ella corresponde poner una gigantesca duna de dinero para la investigación. De esta forma, quizás en pocos años podamos conocer con exactitud las medidas preventivas adecuadas y disponer de respuestas terapéuticas individuales para combatir este mal que, en la actualidad, afecta ya a uno de cada tres varones y a una de cada cinco mujeres.