Un año más, el equipo de gobierno presenta sus presupuestos municipales con retraso, prisas y contando para su aprobación con la escueta mayoría - conviene recordarlo - que conforman el Partido Popular y Ciudadanos.

Esta manera de proceder indica una falta de planificación pero sobre todo de cultura democrática, ignorando que las pasadas elecciones municipales la ciudadanía conformó con sus votos un Ayuntamiento plural y con una composición que invita más al dialogo y la negociación que al ordeno y mando. Mientras la tendencia en los ayuntamientos de España y Europa es profundizar en transparencia y gobiernos abiertos y participativos, el alcalde de Málaga y su equipo siguen haciendo oídos sordos a las propuestas que se han presentado, factibles y sencillas, para mejorar la elaboración, seguimiento y evaluación de los presupuestos municipales.

El Partido Popular y Ciudadanos, grandes partidarios de la austeridad y la racionalización de la administración local, son corresponsables de un diseño organizativo e institucional tan disfuncional e ineficiente como el que tenemos en Málaga. Esta estructura incoherente de empresas y organismos autónomos, de dudosa eficiencia y confusas competencias, sólo se explica si se la relaciona con tres prácticas que son señas de identidad del modo de gobernar del Partido Popular.

En primer lugar, el uso de la arquitectura organizativa municipal para multiplicar partidas presupuestarias que permitan contar con una amplia relación de puestos directivos y de confianza bien remunerados, así como sostener redes clientelares mediante la distribución de partidas y programas.

En segundo lugar, la multiplicación de organismos y programas permite un uso especulativo del diseño de los presupuestos, asignando partidas a organismos y programas que no se ejecutan y que permiten, mediante el recurso de la modificación de crédito, hacer reasignaciones y movimientos de recursos en función de intereses de distinto tipo, incluidos los electoralistas.

Finalmente el uso de las áreas, servicios, empresas y organismos municipales como plataformas de promoción del negocio privado, ya sea mediante la fórmula inversión pública-gestión y beneficios privados o mediante los procesos , cada vez más intensos, de privatización y externalización de servicios y funciones propias de la administración local hacia distintas empresas privadas.

La aplicación de lógicas gerenciales propias del sector privado en la administración local, tan característica del Partido Popular y Ciudadanos, suele traducirse en un retroceso de la calidad y la correcta evaluación de los servicios. Otro efecto directo es la disminución del volumen de trabajadores públicos y una progresiva pérdida de competencias de los funcionarios y técnicos municipales, quienes son relegados, pese a contar con una amplia cualificación y experiencia, del diseño y ejecución de las políticas públicas.

La externalización injustificada de funciones y trabajos, cuyo volumen en estos presupuestos supera los 65 millones de euros, supone un uso negligente de los recursos públicos. Se trata de funciones que podrían y deberían ser cubiertas y desarrolladas de forma más económica, transparente y eficiente por empresas y personal del Ayuntamiento.

Una de las principales conclusiones que se extraen de estos presupuestos, así como los de los últimos años, es la ausencia de un plan estratégico para el desarrollo económico y social de la ciudad. Sin este plan, el equipo de gobierno del Partido Popular y sus socios de Ciudadanos tienden a apostar por un modelo productivo centrado en el monocultivo del turismo, pese a los numerosos problemas que presenta este sector y que han sido señalados por numerosos expertos (estacionalidad, dependencia del escenario internacional, creación de empleo precario y de baja cualificación, excesiva concentración de beneficios y escasos retornos para la ciudad y sus habitantes).

La ausencia de proyecto se manifiesta a su vez en las improvisadas búsquedas de inversores y la promoción de pelotazos privados a cualquier precio, aunque en ello se malgasten ingentes cantidades de dinero público o se pongan en juego nuestro ecosistema, el patrimonio de la ciudad o servicios básicos para nuestra gente. Tabacalera, Arraijanal, antiguos terrenos de Repsol, Mercado-Gourmet de la Merced, la gestión de Limasa o la reciente propuesta del Hotel-Rascacielos en el puerto son una muestra de la larga lista de proyectos-chapuza que señalan a unos gobernantes desorientados y sin una estrategia clara para Málaga.

Analizando los presupuestos pareciera que tanto el Partido Popular como Ciudadanos viven en una Málaga de fantasía y son víctimas de sus propias estrategias de marketing. Pareciera que no viven en una ciudad con una tasa de paro que roza el 30% y el 50% en el caso de los jóvenes, con decenas de miles de personas que dependen de unos servicios sociales saturados, con más de 34.000 niños y niñas en riesgo de pobreza, comedores benéficos abarrotados y miles de nuestros jóvenes emigrando.

El actual gobierno municipal ha gastado dinero en proyectos esperpénticos como el Museo de las Gemas, mientras vecinos denuncian ratas en sus calles y equipamientos infantiles rotos; presume de abrir una franquicia del Museo Pompidou mientras nuestros creadores buscan futuro en otras ciudades; dice ‘primero las personas’ mientras reduce las ayudas contra la violencia de género y recorta en servicios esenciales como los bomberos; aumenta partidas de propaganda y protocolo mientras varios distritos siguen sin autobuses nocturnos y los Servicios Sociales llevan más de 10 años sin convocar una plaza de Trabajadora Social. Además el presupuesto para 2017 aumenta la regresividad en los tributos, lo que hace que la fiscalidad local en Málaga sea la más injusta de las grandes ciudades españolas.

En definitiva estos presupuestos nos muestran un equipo de gobierno y unos socios que parecen más una agencia de promoción empresarial (y además mala) antes que representantes de la ciudadanía y el interés general.

Este Ayuntamiento cuenta con los recursos suficientes para hacer de Málaga una ciudad justa y ecológica, que garantice a sus vecinos y vecinas una vida digna, que preste servicios de forma eficiente y tenga unos barrios dignos, con equipamientos y espacios públicos de calidad.

Desde Podemos Málaga hemos elaborado numerosas enmiendas con propuestas concretas y factibles para mejorar la vida de los barrios y los vecinos y vecinas (https://es.scribd.com/document/341736474/Por-una-ciudad-mas-justa-y-democratica-Valoracion-y-enmiendas-de-Podemos-Malaga-a-los-Presupuestos-Municipales-2017) y seguiremos trabajando para que Málaga cuente pronto con un gobierno municipal que ponga las políticas públicas al servicio de la gente.

*Juan José Espinosa es concejal no adscrito y miembro de Podemos en Málaga y F. Javier González es el responsable del área de economía de la formación en la capital