Aunque lo de las culturas prehistóricas está siempre en revisión, y ahora se supone que no eran culturas sino modas, in illo tempore una cultura, por ejemplo la de los vasos campaniformes, venia a durar como 500 años. En cambio la del mono azul, o, como dicen en USA, blue collar, ha durado mucho menos. El genuino blue collar trabajaba por millares en fábricas, factorías y pozos, vivía en barriadas homogéneas, estaba afiliado a sindicatos, hacia huelgas o se manifestaba cuando hacía falta, apoyaba sin pensárselo a la izquierda y era el contrapoder del capitalismo, al que iba arañando conquistas. A ese hombre de mono azul le deben los jóvenes de hoy desde el acceso a la educación a la tarjeta sanitaria, pasando por lo que aún quede de dignidad social, aunque como nadie se lo ha dicho no lo saben. Hoy quedan sólo reductos de esta cultura, pero hoy es su santo, y es muy justo celebrarlo.