El fiasco de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, últimamente, está torpón y espeso. Con sus propuestas da la impresión de no conocer el paño en el que mueve, y hablando de paño es menester cambie de asesor o asesora de imagen o pida consejo a Alberto Garzón. La chaqueta con que acudió a la presentación de la moción de censura a los medios es francamente penosa. Es muy normal que se encuentre más cómodo en la reivindicación callejera que en la tribuna del Congreso, pero eso no impide que cuide algo más su atuendo.

Resulta de lo más incoherente dicha moción dado que en paralelo es premisa indispensable facilitar quien será el candidato alternativo propuesto y el consiguiente programa de Gobierno. Obviamente son los socialistas los que se sienten más agraviados, puesto que coincide con su proceso interno de primarias, maniobra cuya única justificación ha sido como una burda estrategia para desacreditar al PSOE, que por cierto, bastantes problemas tiene ya para la elección de su secretario general.

No obstante, para enredar algo más el tema, Iglesias sugiere que «lo fundamental no es el candidato», siendo comprensible su enojo por la negativa acogida prestada por los restantes partidos políticos de la oposición. El simple hecho de comunicar la desdichada censura con 15 minutos de antelación a la rueda de prensa, lo descalifica nuevamente. pero lo verdaderamente infumable por parte de este osado y resentido personaje fue prometer que si el PSOE y Ciudadanos se sumaban a su iniciativa, Podemos no podría problemas a los candidatos propuestos por ambas formaciones.

Para colmo, se permitió la licencia de manifestar que la no aceptación de su propuesta, sería interpretado como una «traición a España y los españoles», añadiendo su consorte, doña Irene, que el haber rechazado la celebración de un pleno sobre la corrupción constituye un craso error. Por su parte, tanto Hernando como Susana Díaz acusaron a Iglesias de mala fe y ausencia de rigor el primero y una nueva y ridícula busca de protagonismo, entendiendo que «primero se trata con los restantes partidos y a continuación se anuncia», absurdo planteamiento el de Iglesias, que únicamente ha conseguido hacerle un favor a la derecha, al desviar la atención del Gobierno que está pasando nuevamente por una situación muy comprometida a cuenta de la corrupción del «caso Lezo».

El Gobierno de Rajoy no es bueno ni malo, sino todo lo contrario; en una palabra, incalificable, pero el secreto pasa por ser el único posible. El resto, tal como la calificaría el funesto Zapatero, «viven en la nebulosa de la incertidumbre». Los socialistas, descalificándose entre ellos con sus polémicas primarias; Ciudadanos, a salto de mata e inestables, buscando un espacio político donde y con quien ubicarse. Finalmente, Podemos montados en autobús y devanándose los sesos para sorprender al personal con otra charlotada. La oposición por el momento se compone de un conjunto fragmentado e incapaz de articular una alternativa seria y coherente... ¡Tiempo al tiempo!

José-Tomás Cruz VarelaMálaga