Todo está en el aire. Que si el líder del PSOE. Que si los vaivenes de la unidad en Podemos, ahora con la reconciliación con Iñigo Errejón, al que vetaron en la tertulia de la SER confundiendo, según Iñaki Gabilondo, medios públicos con privados y tiempo normal con tiempo electoral. Que si el «procés» en Cataluña y su órdago semanal, cada vez más aburrido. Que si la presidencia de la República Francesa, con el ascenso de la candidata de ultraderecha sin que la extrema izquierda se inquiete. Que si el futuro del despropósito Trump, o el resultado de la negociación del Brexit. Todo en el aire, menos la presidencia de Mariano Rajoy.

Empecemos por el PSOE. Permítanme una referencia personal. Se lo vaticiné a un buen amigo socialista andaluz, hace varias semanas, convencido él de que Susana arrasaba: «En Andalucía ganará ella setenta a treinta y en Cataluña perderá por ochenta a veinte». Su respuesta fue premonitoria: «Si eso es así, Susana puede perder esta batalla». El análisis de los avales, a pesar de la diferencia favorable a la lideresa andaluza, confirma aquellos porcentajes estimativos y certifica que Susana Diaz puede perder. Lo cual no quiere decir necesariamente que eso suceda, pero no es descartable. Con el impacto en el equipo de Susana de la escasa diferencia del número de avales recogidos por Pedro Sanchez, puede ser que se movilicen hasta los reservistas, que todo partido los tiene, pero no es nada descartable lo que vaticinó el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas: «Felipe apoyó a Almunia y ganó Borrell; apoyó a Bono y ganó Zapatero y, si ahora apoya a Susana, lo normal es que gane Pedro, porque la base del PSOE va siempre contra el aparato de su partido, aunque respete mucho a Felipe». De momento, esos pronósticos se cumplen. Dejando aparte que quizás tenga razón Adriana Lastra cuando dice que «hay gente que ha avalado a Susana porque se lo pedía su jefe pero a mí me confiesa que votará a Pedro», lo único claro es que el resultado será muy ajustado y que los socialistas saldrán de este trance muy divididos. Y esa es mala noticia, incluso para los que nada tienen que ver con el PSOE.

Entretanto, Iglesias sigue con su moción de censura que huele más a asalto a Ferraz que a acoso a Rajoy. Envió una carta al PSOE descabezado y le respondió Javier Fernández, presidente de Asturias y de la Gestora, con una misiva deliciosa. Por más que el comentarista Santiago Gonzalez dijera del autor de ese texto, aun reconociendo que «es lo más serio que ha salido de Ferraz en dos años», que «diseminaba las comas a voleo por la carta como si fuera un sembrador de avena», hay pasajes que solo un gran lector, como consta que es Javier Fernández, puede escribir: «Pretendes regresar como salvador a la escena del crimen», le espeta a Pablo. Es su pecado original de credibilidad que le acompañará toda la vida, aunque su electorado se lo perdone todo. Ahí sigue, inamovible, en el veinte por ciento de intención de voto. Un éxito, sin duda, pero insuficiente para llegar al destino soñado: la presidencia del Gobierno.

Entretanto, Europa contiene el aliento ante la segunda vuelta de las elecciones francesas. Ganó Macron en el debate televisado cara a cara pero Marine Le Pen sube. Quizás no gane, pero Francia quedara tan dividida como el PSOE en España.

Y mientras, Rajoy se afianza. Aprobará los Presupuestos, a falta de un voto canario que pide 500 millones, gracias a que el PNV ha ganado «el cuponazo» político para apoyarlo. No olviden aquellos ripios de escasa calidad literaria pero premonitorios en la investidura.

Resumiendo, le dijo el portavoz vasco Aitor Esteban a Rajoy: «Dame grano, Mariano «. Y le respondió el candidato a Presidente: «Aitor, que te dejo el tractor». Y se lo ha dejado con un remolque cargado de euros. Rosa Diez, lo ha denunciado así: «Ese dinero es de todos los españoles y no puede ser utilizado para que el señor Rajoy siga viviendo en la Moncloa». Eso último no está en el aire. Todo lo demás, de momento, sí.