Un senador de Compromís, Carlos Mulet, rompió el otro día una foto de Susana Díaz en el atril. Luego dijo qué asco de señora y más tarde, al recibir críticas en las redes sociales, llamó gusana a la presidenta andaluza. Ignoramos si tras esta provechosa jornada el senador Mulet sintió que se había ganado el sueldo. No sabemos si fue a celebrarlo o si hizo acto de contrición al caer (si es que piensa) que insultar es perder una gran oportunidad de criticar civilizadamente lo mucho que se le puede criticar a Díaz. Y a todo el mundo.

La polémica era por el corredor mediterráneo. A lo que se ve, a este senador le pone mucho tal cosa. A nosotros también, pero si por dónde circulen los trenes le hace convertirse en un verraco rompe fotos no queremos ni imaginar qué le sucede cuando se producen desahucios, despiden gente o las listas en la sanidad pública se alargan como bálano de toro excitado. Compromís es socio de Podemos. El líder de esta formación, Pablo Iglesias, rechazó condenar el acto de Mulet. Es lógico su proceder: la estrategia de Podemos (más que criticarla, la describimos) es desprestigiar a las instituciones todo lo posible, hacerlas caer en el descrédito y alentar la lucha en la calle. Lo que nos da un poco de incertidumbre es no saber cuál es el final de ese camino y si están seguros de que la estación final de tal estrategia es conveniente para toda la población. En cualquier caso, para que quede claro: al que suscribe le importa un higo seco que se monten numeritos, dado que eso alegra, da titulares, anima, saca del muermo. Nos hace incluso pensar que el Senado sirve para algo. Lo que nos inquieta más es lo de gusana, o sea, esa degradación del debate político. Ese odio. Odio. Se puede, y se debe, insultar. Pero acompañado de otros argumentos. O riqueza de lenguaje. Algo quevedesco, no bajuno. Hay que decirle a alguien bebecharcos, adufe, matacandiles, tolai, peinaovejas, peterete u orate pero no estas cosicas degradantes que degradan al que las emite, a la institución y a todo. Mulet ha metido un bastinazo, que dirían en Cádiz, un pasote. Mulet ha puesto en un compromiso a Compromís, que es socio del PSOE en Valencia; del PSOE de Ximo Puig, aliado de Susana Díaz en las primarias. Y ahí está Puig, más quieto que don Tancredo, como por no molestar a nadie. Yo no me pierdo la próxima sesión del Senado. Lo mismo alguien sube a la tribuna en trikini o harto peyote a hacer el mentijaco o el pillavispas o tal vez el morroestufa o el maganto. Me cae mejor la gente que hace fotos que los que las rompen. La gente libre. Esta tesis puede aceptarse sin compromiso.