El día uno de octubre de 2016, no empezó nada, sino más bien, terminó una demasiada larga cultura que se había instalado en el Partido Socialista Obrero Español. No era ni más ni menos que el fin de una era, donde los y las militantes, habían perdido todo su legítimo protagonismo. Lejos de aquella organización soñada e ideada por Pablo Iglesias Posse, de hombres y mujeres libres, asociados para cambiar el rumbo de la clase trabajadora, el PSOE se había convertido en un aparato de intereses, que nada tenían que ver, con los ideales de lucha y cambio que siempre caracterizó a la Socialdemocracia. Este olvido y alejamiento de nuestras bases sociales, se ha traducido en la paulatina pérdida de apoyo electoral, y de mimetización con la sociedad del siglo XXI. Muy moderna para algunas cosas, pero que aún no ha sido capaz de erradicar las desigualdades sociales y que produce cada día mayor injusticia social.

El día uno de octubre de 2016 sirvió para que los y las militantes alzáramos la voz y dijéramos, basta. Basta de traicionar nuestros votos, basta de perder la hegemonía de la izquierda, basta de no tener soluciones para aquellos y aquellas que más lo necesitan, los y las más desfavorecidas, o nuestra juventud, abocada a buscar solución fuera de nuestras fronteras, no por elección propia como enriquecimiento personal, sino volviendo al pasado como sus abuelos, buscando en tierras lejanas, lo que su país es incapaz de darle, el mínimo sustento.

Cuando oigo o leo a la otra candidata, que justifica el nacimiento del movimiento 15M, porque no consiguieron la casita en la playa, pienso, que los actuales dirigentes del PSOE han perdido el norte, han perdido la sensibilidad hacia quienes más nos necesitan y han perdido cualquier conexión con la base social de este partido.

Afortunadamente, nuestro legítimo secretario general, y digo legítimo porque fue elegido libre y democráticamente por la militancia, a pesar de haber sido defenestrado por un Comité Federal, orquestado por aquellos y aquellas a los que les venía largo la figura de Pedro Sánchez, coherente y digno con la palabra dada, decidió en un acto de valentía y compromiso, anunciar en Dos Hermanas, Sevilla, que estaba dispuesto a dar la batalla para recuperar el partido que nunca debió perderse, y no por encima ni por debajo de ningún o ninguna compañero o compañera, sino junto y de la mano de la militancia de este partido.

Además de las razones de índole interno, existe también un proyecto ilusionante y de izquierdas para este país España. Una formulación socialdemócrata, que incidirá en recuperar los derechos de las personas que hemos ido perdiendo recorte tras recorte. Una concepción de Nación y de Europa, más afín a las personas que a los lobbies económicos que hoy dirigen nuestro devenir cotidiano. Ideas para ciudades más respetables con el medioambiente. Una concepción de la igualdad de género, acorde con las necesidades de nuestras compañeras de viaje.

Por todo esto, vengo acompañando en este viaje a Pedro Sánchez, y sin duda alguna, deseando que llegue el 21 de mayo, para depositar mi voto favorable. Te invito a que tú también lo hagas.