Los de Canal Sur saben lo que se hacen. Que no decaiga la fiesta. El fin de semana llena su pantalla de aspirantes a recorrer las ferias andaluzas cantando uno de los tormentos que deberían estar penados por las leyes de la sensibilidad y por la letrista de Salvador Sobral, el ganador de Eurovisión. La matraca de las sevillanas es una pesadilla que maneja con un lenguaje engolado, solemne, salpicado de tópicos que me dan urticaria, María del Monte. La cosa que perpetra la cadena se llama Yo soy del sur. Cuando voy a casa de mi madre, que ya sabe la gente que lee esta pieza que está abonada al canal, como tantas personas mayores de por aquí, me pasmo al ver la imagen que la tele pública fomenta de los andaluces, devotos, una tierra de superchería y artistas de pacotilla, señoras con trajes de baile y señores con ternos de ir a comer «pescaíto» todo el rato, preñando con el semen del centro del mundo que se cree Sevilla al resto de capitales, una contaminación forzada, irreal, aburrida, decretada por el centrismo cateto de la tele, que convierte esa pantalla en una ventana a la que jamás elijo asomarme si depende de mí. No, no es mi tele. Antes era la copla, ahora son las sevillanas, mañana serán las sevillanas y la copla, y los toros, que no falten, y todos los días una virgen, una romería, un santo, un tipo hablando con lágrimas en el ojo por su amor por el manto de no sé qué imagen, un sindiós. Sin entrar en más detalles de la programación, pensada para una audiencia muy concreta a la que en verdad parece conocer y le da lo que quiere, descubro que el canal andaluz emite después de Canal Sur Noticias un subproducto llamado Vaya tela. Es televisión basura, impropio de una televisión pública, una guarrería de fondo y de forma. Presenta el mojón del llamado espacio de crónica social Mar Vega, una señora pasada de tuerca. No sé si se la toma antes o en el momento de encenderse el piloto rojo, o la tipa es así, de fábrica, pero su voz de pito, su ordinario desparpajo y su convencimiento de que frescura es sinónimo de chabacanería, da como resultado una presentación insultante al servicio de unos contenidos abyectos.

Cariño, no mientas

¿Recuerdan el aire de escasa educación, de matonismo de barrio, de chulería y gracejo de puticlub de Aquí hay tomate, el mítico túmulo a la televisión estiércol que erigió Telecinco de la mano de Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcaide? Pues igual. Vaya tela se emite a la misma hora, en el mismo tono, con el mismo material de derribo, y hasta los locutores que narran las crónicas sobre el famoso de turno usan ese deje de exagerada teatralidad, esos requiebros de voz, la misma pretendida ironía y el mismo aire sardesco que marca, desde el principio, tanto la presentadora como los corifeos. Qué daño ha hecho el estilo de la productora La fábrica de la tele -Aquí hay tomate, Sálvame- a la tele, apostando por un entretenimiento zafio que confunde sarcasmo con mal gusto y diversión con vulgaridad. No sé qué pensará de estos truños Susana Díaz, que aspira a que la voten los socialistas para mandar aquí, allí, en medio y al lado. Creo que estará encantada con Canal Sur. Creo más, creo que dirá lo que dijo en la reunión de barones socialistas para elegir al secretario general del PSOE después de Rubalcaba. Este chico -o sea, Pedro Sánchez-, no vale, pero nos vale. Frase genial e idea perversa. Lo cuenta el periodista Jesús Maraña en El intermedio hablando con Gonzo sobre su libro Al fondo a la izquierda. Vaya tela. Este chico no vale, pero nos vale. Esta tele no vale, pero les vale. Lo malo, lo de verdad irónico, lo que de verdad inquieta y te hace descreer de todo, es que seguro que sigue habiendo barones, marquesas, cabecitas pensantes, barrigas satisfechas, y cerebros socialistas que sientan sus culos sebosos sobre sillones mullidos en consejos de administración de empresas del IBEX que de Susanita piensan igual. No vale, pero les vale. Por cierto, llámenme loco, pero tengo un pinchazo en el corazón que me dice que Canal Sur, no sé por qué, está con Susana Díaz en lo de las primarias de la señora y los otros en contienda socialista. La señora va sobrada, con el culito apretado, pero sobrada. Nadie que no se sienta la reina le dice al contendiente en un debate, de primarias o de BUP, «cariño, no mientas», como le dijo la presidenta andaluza al señor No es no. Vaya tela.

Un palmo largo

Es justo lo que dije el otro día viendo un vídeo de la charla entre el Señor Que No Sabe Manejar La Vitrocerámica -a vé, a vé, a vé, ¿esto onde es?, coño, macho, le decía esta semana a Pablo Motos en El hormiguero- y Rosa López, que pasó por la casa del semental Osborne. ¿Qué tiene que tener un hombre para enamorarte?, preguntó Bertín. Cabeza, pero la de arriba€ bueno, y la de abajo también, remata al final la granaína tapándose la boca como la chiquilla que ha dicho una palabrota. Rosa López dijo que llevaba dos años sin catar a varón. Se ve que no encontró a ninguno con la cabeza de arriba y la de abajo bien amuebladas. Enseguida, sin salir del zoo de Telecinco, Alba Carrillo, que seguro que cató las cabezas de Feliciano Ortiz antes de enfangarse en los purines de la televisión basura, destaca que uno de los concursantes de Supervivientes, Juan Miguel, tiene los huevos gigantes. Literal. La cosa se pone tan intensa, y el debate alcanza los niveles de interés de las primarias del PSOE, que un tal Alejandro Caracuel y otra del montón isleño indaga en las intimidades del peluquero que, según las crónicas, también cató Karina. Al barrigón Juan Miguel se le salen los testículos por el apretado bañador, así que es lógico pensar en el tamaño del resto del conjunto. ¿Y qué tal tienes la pilila?, inquiere Alejandro. Grande y gorda también, responde con firme seguridad el dueño del trabuco. Da más datos. «Me mide un palmo y tres dedos». Ante semejante festival, Leticia Sabater, que se inspira en la realidad, dice que su próximo pepinazo irá dedicado a Juan Miguel. Ninguno de estos vale, pero me valen. Vaya tela. Vaya tele.

La guinda

Pues vale

Soy Toñi Moreno y estoy en Telecinco. Así promociona la periodista andaluza su nuevo programa, «Viva la vida» -sábado, a la misma hora que lo hacía «¡Qué tiempo tan feliz!», lo de la Campos, malita ahora-. Soy Toñi Moreno y estoy en Telecinco. Pues vale, guapa, tú sabrás por qué. Música, entrevistas, actualidad, vamos, lo de siempre, pero ella asegura que «es el magacín más vivo imaginable». Pues vale.