El jefe de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, dijo ayer que el grado de cumplimiento del pacto que tiene su partido con el PSOE en la Comunidad es del 66 por ciento. Joder qué exactitud. Este hombre no es amigo del redondeo y a lo que se ve tiene una mente preparada para las matemáticas. Cuando vi las declaraciones, en Canal Sur, me sentí tentado de hacer un cálculo. Es decir, dividir el 34 por ciento restante entre los días que quedan hasta las elecciones. Y sacar así la velocidad de crucero a la que avanza Andalucía. Lo malo es que nadie sabe cuándo van a ser los comicios, si bien Marín podría tenerlo ya claro. No sólo por su preclara mente, también por tener agarrada a Susana Díaz.

Este agarre político no obstante, gusta a la presidenta andaluza, que falta de cariño después de la derrota frente a Sánchez ha ido rauda a ver si Juan Marín la daba un poco de calor y afecto. Todo un don Juan este Marín. Se lo dará, el afecto político, no así Moreno Bonilla o Teresa Rodríguez, del PP y Podemos respectivamente, que son más partidarios de recordarle la humillación sufrida en las primarias del PSOE y de decirle que a ella no la quieren ni en su partido. En el colmo de la vejación, Bonilla la ha instado a dar «un paso al lado». Ni siquiera un paso atrás, que es lo que se le desea a los enemigos con los que no obstante se ha peleado en buena lid. Es como desearle garrote en lugar de fusilamiento con honor.

Queda mucho del pacto naranjito-socialista por cumplir. Y no todo se va a cumplir. Ciudadanos quiere una reforma de la ley electoral. El PSOE le va a dar largas. Ciudadanos quiere acabar con los aforamientos. Los socialistas tienen tantas ganas de que no haya aforamientos como de almorzar cemento con maracuyá. Todo esto siendo además conscientes de que ambas cuestiones tienen que contar con el apoyo de tres quintos de la Cámara. La eliminación de los aforamientos requiere además una reforma del Estatuto. Habrá otra reunión de seguimiento del pacto a principios de junio, cita esta que no enfervoriza a las masas precisamente. Las masas es que somos más proclives a retener las fechas de las disputas balompédicas, de los cumpleaños de nuestros allegados, de las vacaciones o de cualquier agravio sufrido. Marín consiente una escenita, tampoco le perjudica, que contribuya después del sanchazo o sancherío a dar sensación de actividad e impulso al Gobierno y al PSOE andaluz. Esa parece ser la estrategia. A 66 revoluciones por minuto. Les va todo en ello.