'Mancunians'. Así llaman los británicos a los habitantes de Manchester. Ciudad importante e ilustre por varios motivos. Su nombre tiene orígenes cercanos a nosotros, es decir, itálicos. Allí los romanos levantaron en el año 79 un «castrum», un castillo, cerca de un vado del río Medlock. Llamaron a aquel lugar Mamucium. Mas recientemente, en la época victoriana, ese nombre se latinizó a Mancuniun.

Manchester fue la primera ciudad masivamente industrializada del planeta. Fue importantísima en la historia de la Revolución Industrial del siglo XIX. Una de las primeras estaciones del ferrocarril en Europa se levantó allí. También fue la primera ciudad británica que disfrutó del teléfono. Su industria textil vestía a una buena parte de la población mundial. En 1900 era la novena ciudad en número de habitantes. Su larga decadencia se aceleró con las medidas económicas y sociales de la entonces primera ministra británica, la señora Thatcher. Sufrió un importante atentado terrorista del IRA irlandés el 15 de junio de 1996. Una potente bomba explotó en el centro de la ciudad, afectando a no pocos edificios. Un aviso del IRA permitió una evacuación inmediata de la zona. Aún así se tuvieron que lamentar 200 heridos. Aunque no hubo muertos. Los mancunianos no tuvieron esa suerte el pasado lunes. Esta matanza de adolescentes y niños ha sido un nuevo peldaño en la escalada de fanatismo y crueldad que el mundo lleva padeciendo. Ya con demasiada frecuencia.

Es Manchester una ciudad que por motivos profesionales he visitado varias veces. Típica de las Midlands, en el noroeste de Inglaterra, donde generalmente se habla un inglés poco académico. La gente era amable y con un robusto sentido del humor. Jamás conocí allí a uno de esos tipos algo estirados y pretenciosos que de vez en cuando se encuentran en otros lugares del Reino Unido. Ignoraba que tenían un Poeta de la Ciudad. Un personaje muy interesante. Parecía un inglés de los de antes. Le ví y oí en las noticias de la mañana de la BBC del miércoles pasado. Su nombre es Tony Walsh, aunque sus paisanos le llaman «Longfella». Leyó en la Albert Square un poema suyo dedicado a las víctimas del atentado y a su ciudad y su gente - los «mancs» - y a la fortaleza que siempre han demostrado en tiempos difíciles.

He traducido la penúltima estrofa del poema de Tony Walsh. 'This is the place'.

Éste es el lugar:

«Y de nuevo hay tiempos duros en estas

calles de nuestra ciudad.

Pero no aceptaremos la derrota y no

deseamos vuestra compasión.

Porque es éste un lugar donde nos erguimos

fuertes y juntos.

Con una sonrisa en nuestros rostros, para

siempre mancunianos.»