La semana pasada la Guardia Civil paró una furgoneta por saltarse un stop. Una furgoneta de esas medianas en las que en tres filas de asiento caben 9 personas. Al parar el vehículo los agentes se percataron de que había 27 personas dentro. El triple. Al parecer se ha descartado que fueran políticos para hacerse una foto en una inauguración o para asistir a la salida de una hermandad rociera, aunque todo podría ser.

Aún recuerdo cuando todos los alumnos de un colegio mayor se subieron en pijama en una cama, eran los tiempos del programa Qué apostamos...

Imitando aquel programa hemos visto como alguien ha conseguido meter a 27 personas en una furgoneta y circular por nuestras carreteras.

Están investigando si ha cometido un delito contra la seguridad vial, eso parece que queda claro. Es una barbaridad que tantas personas entren en un solo vehículo.

No obstante, es más preocupante el origen y destino de esas personas. Quiénes eran y si los menores que iban estaban con sus padres.

Ojalá fueran solo unos inconscientes y estemos ante el caso de miembros de una misma familia que deciden ahorrar para viajar a la comunión de alguno de los familiares.

Pero a lo peor estamos ante otro tipo de transporte de personas que, al parecer, sale más rentable en términos de delito que traficar con armas, o drogas.

Espero que se esclarezca sin ningún tipo de dudas el hecho y que se castigue consecuentemente, bien sea por una imprudencia contra el código de tráfico, bien sea por otro tipo de delito contra la libertad de los pasajeros.