El Banco Central Europeo (BCE) dará al menos un pasito más en su reunión del próximo jueves en su largo camino de vuelta a la normalización de su política económica. El propio Mario Draghi es muy consciente de la influencia de la actuación y de los mensajes del BCE en los mercados financieros. Por eso hará todo lo posible para que el mensaje en ningún caso se interprete como un cambio brusco en la política de este organismo. La gradualidad en la modificación de su actuación es esencial para evitar fuertes turbulencias en unos mercados financieros anestesiados por la enorme liquidez y los tipos de interés ínfimos. Y más cuando cualquier evento imprevisto puede provocar que aparezcan otra vez las dudas sobre Europa y el euro. En este sentido, el hundimiento esta semana del Banco Popular en la bolsa española puede sembrar nuevas dudas sobre el sistema financiero europeo, pues el efecto contagio a la banca italiana (que no ha hecho casi nada de lo que le ordenan desde Bruselas), hace que haya que tener mucho tacto en la comunicación de un cambio en la forma en la que hasta ahora está actuando el BCE.

Lo más previsible es que la autoridad monetaria revise al alza sus previsiones de crecimiento para la Eurozona para este año y el próximo, a la vez que reduce las previsiones de inflación. En este contexto de fortalecimiento de la economía, con el mayor crecimiento en el área de los seis últimos años, y despejada la gran incertidumbre política del año tras las elecciones presidenciales francesas, no tiene ningún sentido que el BCE siga haciendo referencia a que los tipos de interés seguirán en estos niveles o incluso en niveles inferiores durante largo tiempo.

Aunque el tipo de interés de referencia del BCE esté al cero por ciento, el tipo aplicado a las cantidades depositadas en el BCE (FMD, Facilidad Marginal de Depósito) sigue en el -0,4%. Es difícil explicar la racionalidad de un tipo de interés negativo, incluso en momentos de grave crisis. En el entorno actual de aceleración del crecimiento y disminución de los riesgos, como previsiblemente mencionará el BCE, no se justifica la existencia de tipos negativos. A pesar de que los mensajes de distintos miembros del BCE han sido contradictorios, sobre si primero se dejará de adquirir bonos antes de subir los tipos de interés o al contrario, no es descartable en absoluto que antes de fin de año el tipo aplicado a los depósitos en el BCE (FMD) suba, aunque siga en niveles inferiores a cero.

Mensaje para los inversores

El BCE tiene definida su política de compra de bonos hasta diciembre, a razón de 60.000 millones de euros al mes. Con cierta antelación deberá indicar cuál será la pauta de reducción de compra de bonos desde enero del próximo año. Por supuesto, dejará abierta la puerta a incrementar el volumen en caso necesario: léase en caso de inestabilidad de los mercados financieros. El mensaje de ritmo de reducción de compras se podría anunciar ahora en junio o en septiembre como tarde.

Nadie duda que el mensaje que el BCE trasladará a los inversores seguirá siendo muy acomodaticio y complaciente, pero es inevitable lanzar una señal de una gradual normalización. La gradualidad del mensaje es la clave.

Draghi ha seguido insistiendo en sus últimas comparecencias que la ausencia de presiones inflacionistas empuja al BCE a seguir inyectando estímulos. Es cierto que no hay presiones inflacionistas, pero los temores deflacionistas también han desaparecido. El BIS (Banco de Pagos Internacionales) ha insistido una y otra vez en que los bancos centrales sólo pueden ganar tiempo con sus políticas para que los estados hagan las reformas necesarias. Por lo tanto, transmitir el mensaje de que los tipos actuales estarán cerca de los niveles actuales durante mucho tiempo, gracias al apoyo del BCE, desincentiva a los responsables de los distintos estados a realizar las reformas necesarias.

En los últimos meses los mercados financieros han ignorado cualquier mala noticia. Pase lo que pase no pasa nada. Draghi tendrá extremo cuidado en no ser él el causante de la primera turbulencia relevante del año.