Más vale pedir perdón que pedir permiso» este dicho, antes de hacerse famoso junto a otras muchas cursilerías de tazas de café por la mañana, tenía un sentido por la valentía y la búsqueda de la verdad, de hecho Évole lo usó para un libro en el que nos muestra el efecto que ha supuesto su programa Salvados, tan irreverente con el poder de Despeñaperros hacia arriba.

Esta semana hemos tenido en Málaga la nueva versión de esta actitud, que se podría titular: «No pidas permiso ni perdón».

Ha aparecido, me encantan estos eufemismos, una obra de Invader, en un edificio protegido de la ciudad. El Obispado ha protestado por invadir un edificio protegido. El alcalde ha hecho de Bendodo y se ha puesto de perfil. El razonamiento que Fernando Francés ha esgrimido es que la obra invasora tiene más valor que el edificio protegido. Ni pidió permiso ni pide perdón. Lo que no sabemos es si Francés habla como representante público, ya que no nos olvidemos maneja una alto presupuesto del Ayuntamiento de Málaga para el CAC, o si habla como experto en arte contemporáneo.

Siguiendo este razonamiento, es decir, el supuesta mayor valor de lo nuevo sobre lo viejo, ya sea artístico o pecuniario, podemos decidir la marcha de una ciudad rápidamente y nos ahorramos muchos debates.

El hotel del puerto vale más que un solar vacío en el puerto, decidido el hotel, que además en honor a al CAC le podríamos llamar el «CAC Hotel».

El parque de repsol, éste vale menos que cuatro torres y cuatro menos que seis, listo, seis torres a la carretera de Cádiz.

Y qué decir del Teatro Romano, ¿qué valor tiene? algo habrá que valga más ¿no? lo rellenamos de hormigón, lo ponemos encima y listo. Los argumentos estúpidos solo llevan a situaciones estúpidas y Francés representando al Ayuntamiento debería cuidarlos. Como tan bien hace con «sus obras».