El día iba dejando un reguero de frases. Las frases a veces son frases hechas y en otras ocasiones son alumbradas con alguna chispa que deslumbra, con una adjetivación feliz, un retruécano que arranca sonrisas, una exageración digna de Gila. La moción de censura comenzó bien. Esto es, Irene Montero nada más subir a la tribuna citó a Valle Inclán. El chiste fácil sería anotar que algo valleinclanesco tiende al esperpento, pero al cronista, a esa hora tomando el segundo café, le elevó las expectativas, y la tensión, y la esperanza, el comienzo literario. Luego vino una retahila de casos de corrupción. Tantos nombres, Gürtel, etcétera, salen, tantos y tantos nombres de casos de mangancia y mamandurría dijo la portavoz podemita, que uno compadece al funcionario policial encargado de bautizar las operaciones anti corrupción.

-Un nota que ha mangado tres millones en Azuqueca, Manolo, ponle nombre, hazme el favor.

-Operación Manteca te vale o ya le hemos utilizado.

-Hombre, pon operación Margarina mejor y así estamos más seguros.

Rajoy subió al estrado airado. Inesperadamente. Con esto dio empaque al asunto, a la moción, a Podemos, a Pablo Iglesias y a Irene Montero. Pero era una ira previsible, dado que el discurso lo llevaba escrito. Hubiera dicho lo mismo si Montero lo hubiera llamado guaperas gallego sin parangón. O faro de occidente o rodaballo al vapor con patatas a lo pobre.

Moción de hartura, decía uno en Twitter. El Twitter se pone a veces tan interesante cuando hay un acontecimiento político o futbolístico, que uno corre el riesgo de vivir en una realidad paralela, o sea, seguir más el tuiteo que el acontecimiento en sí. Todo favorece la dispersión, la no concentración, el ir de un lado a otro. Podemos logró alargar la moción un día más. Una jornada más hablando del asunto. El PP quería ventilarlo todo en un día. Montero estuvo mejor que Iglesias y uno se pregunta, de hecho se lo preguntó en Twitter, si no sería mejor candidato que Iglesias. Lo más letal que Rajoy le espetó a Iglesias es «un Gobierno suyo sería letal para España». A la hora de escribir estas líneas, Podemos está proponiendo un Gobierno al estilo de Portugal, o sea, un Gobierno de las izquierdas, que por cierto está haciendo renacer al país vecino. Albert Rivera está en medio a ver si alguien lo saca a bailar. Es lo que tiene querer ocupar el centro en un baile tan polarizado. No sabemos si hoy habrá Valle Inclán. Votarán y nada cambiará. Estallarán los egos.