Se cumplen cuarenta años de las elecciones de junio del 77, las primeras de la actual democracia. Las que darían lugar a las Cortes constituyentes y sentarían las bases para la Constitución del 78. Este periódico reunió hace unos días a tres diputados por Málaga de ese Congreso, José García Pérez, Francisco de la Torre (UCD) y Carlos Sanjuán (PSOE). Del encuentro, que aquí reflejamos en unas apresuradas notas, da todos los detalles José Antonio Sau unas páginas más adelante. O en esta misma web, si nos lee en internet.

Alrededor de unos cafés y unos zumos, con algún pastelito de por medio, en una tarde veraniega tan buena como otra cualquiera para hacer memoria de la historia, uno escucha a estos protagonistas y ve como en ellos se nota pasión, memoria intacta, afición por la cosa pública, preocupación por los problemas de España («Cataluña es el gran desafío»); capacidad narrativa para las anécdotas, compañerismo, dolor por los que se fueron, que fueron, han sido, muchos.

Un año convulso el 77. Sin usos democráticos asentados. Eta asesinó a doce personas. Se perpetró la matanza de los abogados laboralistas de Atocha. El uno de abril se derogó la censura de prensa. El Betis le ganó la Copa del Rey al Athletic. En Los Rodeos (Tenerife) se produjo el accidente aéreo con más muertos de la historia de la aviación. No habría una buena ley de amnistía hasta bien entrado el año.

En diciembre, sería la manifestación, las manifestaciones, pro autonomía para Andalucía (cientos de miles de andaluces en Cataluña salieron a exigirla, recuerda Sanjuán). En la de Málaga mataron a Caparrós. «La transición fue producto de una doble debilidad, afirma Sanjuán, la debilidad de la izquierda, aún no muy fuerte y la debilidad de la derecha y por tanto del régimen anterior, ya deslegitimado». Fue un gran acuerdo, un pacto, «todo un ejemplo de sensatez del pueblo español», apostilla De la Torre. El pueblo tenía muchas ganas de expresar su voluntad política, remacha García Pérez. A éste, columnista, escritor, profundamente cristiano, andalucista, lo llamó una noche primaveral del 77 De la Torre para ofrecerle integrar la primera candidatura de la UCD por la provincia. Sorpresón. Algo de eso y muchas cosas más, como su pase al grupo mixto para integrarse en el PSA, sus relaciones con Bandrés, Suárez, Blas Piñar, Sagaseta, Arredonda y otros muchos narra en su libro ‘18 horas con Tejero’ (Almuzara, 1997) donde también y con finísimo humor rememora cómo se vivió el golpe de Estado del 81 en el interior del Congreso, donde él (también De la Torre y Sanjuán) era diputado.

Discrepancias lógicas aparte, se alaba la sensatez del PCE, hay coincidencia en que la transferencia de las competencias de educación a las autonomías ha sido factor decisivo para fabricar independentistas; también hay una indignación a flor de pie cuando se les inquiere acerca de la impugnación despectiva que algunos líderes políticos actuales hacen de toda una época, llamándola con desprecio«el régimen del 78». Los tres recuerdan que ha sido la época más larga de democracia y paz, con el bienestar en aumento progresivo, que jamás ha vivido España. Sanjuán estalla: «Pablo Iglesias no sabe lo que es una democracia». «La Constitución ha perdido musculatura, pero puede ejercitarse», señala García.

Todos recuerdan las grandes colas para votar (como en el colegio Bergamín de Málaga capital), la alta participación, lo decisiva que fue («más que cuarenta mítines») alguna intervención de Adolfo Suárez en TVE. Fue un gran error que se fuera (Suárez) enfatiza Sanjuán. Cierto, asiente De la Torre: «la historia habría cambiado». «Y hubieramos tenido frente al PSOE un gran partido de centro derecha moderado y no otro tipo de derecha que padecimos», replica el exdirigente socialista».

«Yo entré en aquellas Cortes y vi a la Pasionaria y a Alberti. Imponían. Como otros muchos. Grandes hombres y mujeres. Y pensé: esto huele a reconciliación», subraya García Pérez, en tanto que De la Torre recuerda idas y venidas, conduciendo mucho, aquí y allá, a reuniones y mítines y encuentros. Cuarenta años ya. No parece que fue ayer.