Como dice un colega, Miguel Ángel Aguilar, en las inundaciones lo primero que falta es el agua, potable, claro.

Bueno, pues con el CAC parece que ha desaguado la presa del Limonero, ya hasta el Instituto de Arte Contemporáneo pide cambiar el modelo de gestión del CAC. Pero el alcalde está enrocado, ¿quién lo desenrocará? Lo que sí sé es que Pepín Sánchez Maldonado alcanza su sueño dorado y será rector de la UNIA. Me alegro por él. Y Adelaida de la Calle, también recién salida del gobierno andaluz, no sé qué va a hacer, pero no se va a aburrir. Un cargo socialista me dice que Susana ha perdido una batalla pero no la guerra y que Pedro Sánchez se va a encontrar con un partido en el que no gobierna. Como Rajoy se entere que Pedro el ambicioso coquetea mucho con los nacionalistas catalanes convoca elecciones generales lo pone de aliado de los independentistas y le vuelve a ganar.

Lo que tiene mucha más gracia son los daños en la estructura del edificio de Hacienda, que van a obligar al cierre para repararlo, y mi imaginación echa a volar, y si así no pudieran cobrarnos los impuestos, y entonces desperté.

El caso es que la serie Black Mirror se ha rodado en Málaga estos días, en la antigua prisión provincial, una ficción acerca de cómo la tecnología conduce nuestras vidas. Recuerdo cuando entre aquellos muros de Carranque se produjo un motín, 14 de junio de 1985, con un policía nacional, cabo primero, asesinado de tres balazos en la cabeza, Manuel Donaire Barrionuevo. Diecinueve horas duró aquella pesadilla que empezó cuando intentaron la fuga unos reclusos conducidos en un furgón. Rafael Contreras, jefe de prensa del Gobierno Civil, su titular Plácido Conde Estévez. Los cinco amotinados fueron trasladados al Puerto de Santa María, Joaquín Zamoro, llamado El Vasco, entre ellos, un angelito. Los geos, al mando del comandante Holgado, dispuestos a asaltar el recinto, había rehenes, al menos un guardia civil, la enfermería saqueada, siempre lo mismo, por el rohipnol, y las declaraciones a TVE de uno de los amotinados retenidas por el juez, Augusto Méndez de Lugo. Fue ayer.

Hoy el periodismo es otra cosa, no sé quién dijo que es un mecanismo reductor de la incertidumbre, el caso es que ahora experimenta una mediamorfosis desconocida en nuestra historia profesional. Ya no son el pan, la leche y el periódico los tres primeros alimentos del día, el móvil es el primero de la mañana y sus píxeles los primeros rayos de sol. Por cierto, se archiva la denuncia por el Cara al sol en el funeral de Utrera Molina, la Fiscalía considera que estos hechos no son motivo de calificación, por mucho que Podemos dijera que se podría haber incurrido en un delito de odio, ¿y con la Internacional no? Lo que sí se produce es la primera condena en Cataluña por odio ideológico a dos cafres que atacaron un autobús de Sociedad Civil al grito de ¡fascistas, os vamos a matar!

Ya más lejos, está ese enemigo de Trump que disparó contra un grupo de legisladores que jugaban al béisbol en Virginia, hiriendo también a cuatro asesores. La muerte se pasea por las dos aceras de la vida, querido amigo, aunque últimamente más por aquesta.

Y seguimos con la muerte, pero si hasta la Tigresa abandonó el martes la cárcel de Nanclares, veintitrés años por veintitrés crímenes, a un año el asesinado. Qué mensaje más luminoso.

El monstruo que tenemos por aquí me trae a la memoria el hotel Overlook, sí el de El resplandor. La penúltima novela de Stephen King, Quien pierde paga, se recrea en los rincones más oscuros del bosque. Por cierto, que King dice que Trump le ha bloqueado en twitter. ¿Quién debe tener cuidado?, ¿el presidente o el novelista?

Y se nos ha ido un gran empresario, Francisco Vera, con 77 años, uno de esos nombres unidos a la historia empresarial de Málaga de las últimas décadas, y un caballero. Rosa, mi pesar. Karl Rahner decía que morir es hacer sitio a los que vendrán después, yo no estoy de acuerdo, siempre haríamos un hueco para contar con nuestros seres queridos, que nos ponen en contacto con lo que fuimos.

Rosalía de Castro escribió a este propósito:

Hora tras hora, día tras día,

entre el cielo y la tierra que quedan

eternos vigías,

como torrente que se despeña

pasa la vida.

cima@cimamalaga.com