¿Cómo era la furgoneta del Equipo A? ¿Negra o negra y gris? y, ¿os acordáis de C3PO?¿Era dorado entero o no? pero no lo mireis en internet. Contestad antes.

El pasado martes era su santo y mi amigo Antonio nos deleitó con estas preguntas, divertidas y nostálgicas, pero a la vez acompañadas de la coletilla «no lo mireis en internet». Internet se ha colado en nuestras vidas para muchas cosas buenas, pero nos ha quitado otras muchas.

Antes, bastaba decir con rotundidad que tras Felipe IV vino Felipe V y nadie dudaba un ápice. Nadie que supiera de Historia, claro. Ahora no, ahora cualquier lo googlea y te dice: «Deja de quedarte con todo el mundo, que tras Felipe IV vino Carlos II». Esto no sólo nos priva de quedarnos con los amigos siendo contundentes, también nos impide apostar.

Las apuestas han sufrido un claro revés en esta época. Antes, cuando surgía alguna duda entre caña y caña, tipo ¿quién metió más goles en México 86? ¿Butragueño o Maradona? soltabas un ¡Maradona! ¿qué no? ¿qué te apuestas? y eso iba a misa. Esa era una apuesta de difícil comprobación por una autoridad moral y normalmente no se resolvía. Servía para echar una tarde de gloria recordando la goleada a Dinamarca, de ahí pasábamos al Mundial de Italia y nos faltaban horas; quedábamos para otro día.

Ahora no. Ahora llega el listo del móvil y te dice hasta los minutos en los que Maradona y Butragueño metieron los goles. El típico reventaor.

Internet nos está cambiando la vida y nos está acortando las tardes, las tardes de gloria discutiendo. Yo, en mi juventud, he llegado a presenciar horas de discusión sobre el peso de una nube. Benditas horas muertas sin Google. Menos Google y más discusión. Por cierto, el máximo goleador de México 86 fue Gary Lineker. ¿Quién metió más goles de los otros dos? Les dejo con la discusión maradoniana.