Hoy voy a contar una historia que a mí personalmente me tiene enamorado. Por las ganas de seguir adelante, por la ilusión que se genera alrededor de cada actividad que desarrollan y por las ganas de superarse con las que se levantan cada día esas personas que dirigen el cotarro. Hablar de todo esto es hablar del CD Puerta Oscura, un club deportivo que crece a pasos agigantados dentro de sus miles de dificultades y sus mínimas posibilidades.

Hace ya cinco años que ve la luz este proyecto, que puede denominarse como uno de los más bonitos de los últimos tiempos en cuanto al deporte se refiere. Un proyecto de integración, de socialización, de subsistencia y supervivencia. Allá por el mes de octubre de 2012 nacía en la Barriada de Miraflores el CD Puerta Oscura, que tiene su sede, como no podía ser de otra manera, en el instituto que bien lleva su nombre. Club humilde, con pocos recursos, que enfocaba sus inicios en una idea muy clara: apartar a los jóvenes del sedentarismo y de la calle a través de sus actividades lúdico-deportivas. Tocaba entonces hacer campaña, extender la voz por el barrio y captar en cada esquina a todos esos chicos que practicaban deporte en la calle, entre coches y cerca del peligro. Se necesitaba la difícil tarea de seducirles a través de una de las herramientas más integradoras y potentes que existen hoy, el deporte.

Cinco años después hablar del CD Puerta Oscura es hablar de una realidad como un templo. La «marea roja», como se hacen llamar, han crecido de una manera espectacular, y aunque es cierto que una sola persona no puede cargar con todo el peso de la responsabilidad, en el ámbito deportivo, sobre todas las cabezas pensantes que seguro que hay muchas, sobresale la de Juanjo Ruano. Su trabajo, espectacular. Sus ganas de destacar, insuperables. Y con los pies en el suelo.

Juanjo es así. Humilde, cercano, dicharachero y feliz. Le conozco desde sus inicios en este proyecto, cuando casi por accidente nos conocimos dentro de una pista de baloncesto y me invitó a jugar un torneo en sus instalaciones, llenas de divertidos grafitis y con un aroma especial. Es alguien que ha trabajado tanto por sacar adelante una idea que a finales de 2012 parecía una locura que hoy en día puede sentirse orgulloso de lo que ha conseguido porque son un modelo a seguir.

El CD Puerta Oscura está situado en una barriada complicada, con alto índice de abandono escolar y con muchísimas dificultades, pero también tengo que decir que el CD Puerta Oscura es de Málaga, de los malagueños, de los que practicamos el deporte y somos «de a pie». Siempre abiertos en ideas, serviciales, educados e innovadores. No les queda otra que innovar. Sus actividades y torneos son una auténtica fiesta, de esos en los cuales sabes que si asistes lo mínimo es pasarlo mejor que bien. Lo mismo te organizan un All Star interno con todos sus jugadores -permítanme que focalice mis letras en el deporte de la canasta, aunque no es el único deporte que domina la zona-, que te montan un torneo multideporte de uno, dos o tres días consecutivos con el trabajo y las complicaciones que eso conlleva. Y todo, con la mejor de las sonrisas, tanto de los jugadores, como de los entrenadores, directivos y padres que se vuelcan cada día en hacer de aquello un mundo diferente.

Es difícil describir tanto en tan poco espacio, pero el título que encabeza mis palabras resume todo lo que se vive en este lugar. Nunca está de más pararse a pensar que muchos de nosotros somos unos privilegiados por tener la vida que tenemos, incluso deberíamos dar gracias porque nuestros clubes tienen los recursos necesarios para crecer diariamente. Es difícil valorar lo que se tiene cuando te lo han dado todo hecho encima de la mesa. Estos ejemplos, el de Juanjo, el de Puerta Oscura, el del Barrio de Miraflores, sirven para creer que a través del deporte todo es posible y sobre todo, sirven para sentir que la Málaga más complicada nos abre los brazos buscando integración. Y todo con una sonrisa.