Desconoce uno si los electores sabrán valorar la ruptura de los esquemas tradicionales que la acción política de Ciudadanos está suponiendo, también en el Ayuntamiento de Málaga. Uno lo desconoce, pero tampoco le obsesiona porque para poder actuar con responsabilidad más vale anteponer el interés general al de las siglas de tu partido. Y esto, que podría quedarse aquí, en una suma de frases hechas y más o menos resultonas, tiene todo el aval de la acción política y la hemeroteca.

Este enfoque político le viene bien a Málaga, la gran ciudad de España con mayor estabilidad institucional. El Ayuntamiento, en consonancia con el contexto general, tiene a cinco fuerzas políticas representadas y un edil no adscrito. No hay mayorías. Pero Málaga tiene presupuestos gracias al esfuerzo negociador de Cs, que no regala su aprobación, sino que los supedita a medidas concretas. Podríamos dedicarnos a echar pulsos y bloquear, a poner palos en las ruedas. Sería lo fácil. Pero lo responsable es quebrarse la cabeza, sentarse a negociar, poner encima de la mesa políticas ejecutables y exigir su cumplimiento antes de abordar el siguiente acuerdo.

En al menos uno de los ejercicios, Málaga ha sido la primera gran ciudad con sus ordenanzas fiscales aprobadas. Llevamos ya dos acuerdos que suponen una bajada de impuestos de más de 22 millones para los bolsillos de los malagueños. Hemos empezado a tocar la plusvalía, ese injusto doble impuesto con la bonificación de hasta el 95% en los casos de primera residencia y herencia paterno-filial. ¿Es suficiente? No. Tenemos que seguir profundizando y, sobre todo, dando respuestas a quienes vendieron a pérdidas. Al menos, el peritaje ya no recae en el ciudadano y existen formularios en Gestrisam para ir facilitando la cuestión.

Hay que continuar trabajando en medidas fiscales y tasas que aboguen por dejar de meterle la mano en el bolsillo a las clases medias. Por ejemplo, gracias a nuestros acuerdos, Málaga cuenta con el bono anual de autobús urbano más barato de España (290 euros fraccionables en cuatro plazos y el primer menor de hasta 12 años gratis). Estas bajadas se completan con un aumento de las subvenciones del IBI, la exención de la tasa de expedición de documentos, la eliminación de la de apertura de mercados y pequeños negocios...

Discrepo de quienes critican que la ciudad está paralizada quedándose sólo con el análisis simplista de los grandes proyectos, esos clásicos que llevan más de 15 años en la agenda política y mediática. Sí, la ciudad avanza y nosotros, ahora que se cumple el ecuador del mandato, hemos puesto nuestro granito de arena, con proyectos que están en diferente estado de desarrollo. Ahí están el Plan Especial del Monte Gibralfaro; la reforestación de 10 parques periurbanos (con 50.000 árboles); la peatonalización de la calle Ancha del Carmen; la semipeatonalización de la Alameda; la reforma de la Plaza del Patrocinio y la rehabilitación del cementerio de San Miguel; los parques con sombra en La Alegría (Ciudad Jardín) y el Cine (Teatinos); Málaga Byte, con informática, robótica y programación para más de 10.000 escolares; 13 supermercados solidarios (economatos) para 13.000 familias que lo siguen pasando mal; los parques caninos de Cortijo Alto, Ciudad Jardín o Parque Litoral; el desbloqueo de proyectos enquistados como Rojas Santa Tecla, la Térmica o la Academia del Málaga, o el aumento de partidas y firma de un acuerdo para intentar llegar al sacrificio cero...

Fiscalización y críticas

Toda esta política propositiva no es incompatible, y esto desconcierta a muchos, con ejercer tareas de control. Cs acudió, por ejemplo, a la Fiscalía cuando en la comisión que investigaba la pésima gestión de la empresa se insinuaron enchufes por parte de los viejos partidos a la hora de las contrataciones. Fuimos solos. Sin aspavientos ni ventiladores. También aquí hay que ser responsable. El ruido y la difamación sin pruebas lo único que hace es menoscabar la función pública y la política.

Habrán podido leer en este periódico nuestra continua crítica a la gestión del alcalde en Limasa. Es su mayor mancha y urge privatizarla y segmentarla. O habrán podido ver cómo hemos llevado numerosas iniciativas exigiendo agilidad en la tramitación de licencias de Urbanismo, para acompasar la recuperación de Málaga con una administración ágil y cercana. O cómo le redujimos en 1,1 millones el sueldo a los gerentes. O que los directores de distrito ya no son políticos de carné sino funcionarios. O que ya no hay un Instituto Municipal del Libro (las políticas se siguen haciendo) que destinaba el 60% de su presupuesto al gerente. Hemos sido críticos con la opacidad de organismos como el OMAU; con un Polo Digital alicorto y falto de ambición; con la gestión del conflicto de Bomberos; con el no haber hecho un concurso vinculante en el Astoria; con la falta de diálogo y el inmovilismo de unos y otros en los terrenos de Repsol... Hemos exigido garantías económicas al promotor de Hoyo de Esparteros. O nos hemos posicionado a favor de cumplir lo firmado con el metro al Civil para no hipotecar económicamente a próximas generaciones a pesar de que esto pueda tener un coste para nosotros.

Sí, amigos, es posible criticar para reformar, para intentar arreglar, nunca para demoler. Frente a una izquierda sin referentes moderados y a un PP que muchas veces arrastra complejos, le falta línea recta y se enreda demasiado, la acción política de Cs es un contrapeso necesario. Nos podemos equivocar. Pero no actuamos con criterios sectarios ni traemos mochilas.

Málaga crea muchas empresas, pero aún falta que el efecto se note en el empleo. Toca seguir lanzando potentes mensajes para captar inversión. Y en estas ideas nos encontrarán. La primera puerta del Estado es un Ayuntamiento. Tengamos esa visión.

*Juan Cassá es Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Málaga