La gran migración desde la Tierra a otros planetas del universo, al volverse inevitable aquella, es un mito premonitorio imaginado por literatos y cineastas (lo que antes de llamaba una profecía). El primero en plantear el asunto casi como programa necesario fue Stephen Hawking, hace ya años, y desde entonces no ha cejado. Ahora, cuando empiezan a mostrar un rostro serio los embates del calentamiento global, comienza a discutirse el asunto en la opinión publicada. Mientras tanto algunas especies muy próximas al hombre, casi domésticas, como gorriones o abejas, parecen haber optado por ir bajándose lentamente del barco ajustando el tamaño de su población. ¿Especies sabias, que se autorregulan, a diferencia de la especie humana, incapaz de controlar y ajustar su tamaño?. Es terrible pensarlo, pero en cierto modo es un privilegio estar viviendo en tiempo real algo tan grande.