Llegó una vez a la redacción, se sentó enfrente y me preguntó qué me parecía la aventura que quería emprender: organizarse como cooperativa y hacerse cargo de un periódico de la cadena del Movimiento (sic) que o lo vendía el Estado o desaparecería. Como redactor de un periódico de Madrid no podía darle una respuesta, como compañero, ´excorresidente´ y amigo le mostré, claro, mi sincero apoyo, mi aliento, mi «delante». Joaquín Marín no solamente tenía criterio propio, sino que siempre lo cruzaba con los de sus amigos para reforzarlo. Por eso su triunfo fue grande, rotundo. Después de una brillante trayectoria como periodista (antes fue maestro), director, fundador y directivo en distintos medios de comunicación, Joaquín terminó participando en tertulias. Recuerdo sus comienzos en la residencia Azorín, en la que residíamos una quincena de estudiantes de Periodismo, adonde llegó con sus afanes. Participaba en toda tertulia donde pudiese mostrar su opinión y donde decía que tanto aprendía. Siempre terminaba, con su deje mijeño, con la coletilla «¿verdá Manolo?», «¿verdá Tomás?», «¿verdá Javier?».

José Manuel Vaquero, por supuesto, y Joaquín Marín fueron los mejores corresponsales regionales que tuvo El País. Los primeros y más prolíficos. Luego se transformaron en pioneros y pasaron a creadores de medios de comunicación. Joaquín salvó y fundó periódicos, dirigió el mejor periodo de la televisión de Andalucía. Una enfermedad nos lo ha quitado en unos meses. Adiós compañero, dejas una estirpe familiar de profesionales de la comunicación, una gran cantidad de amigos, una estela de buen periodismo. ¿Verdá Joaquín?