El tamaño sí que importa. Lo mismo que el peso. Cuentan que para Míchel es casi una obsesión, en estas primeras semanas de pretemporada, que sus jugadores hayan podido optimizar su masa muscular, así como el porcentaje de grasa con el que han vuelto de sus vacaciones. Importa y mucho, siete kilos más que menos. Los que ha perdido Jony, el asistente de Bastón en el primer tanto del madrileño: ante un Hertha cuyos goles, en potencia, pudieron celebrar esas 300 familias berlinesas que poseen segunda residencia en la localidad axárquica de Torrox Costa (alberga la principal comunidad alemana en suelo peninsular).

Porque no es lo mismo conseguir 12 kilos que 18 o 20, dígase millones de euros, en la operación que planea sobre el canterano malaguista Pablo Fornals. Está claro que el peso importa. Y mucho. Ni siquiera es lo mismo 150 gramos menos de un producto cuando nos lo venden por el mismo precio. Que les pregunten a los británicos. ¿Han visto ustedes sus nuevas barras de Toblerone? A los ciudadanos más golosos del Reino Unido les ha salido bastante cara eso de salirse de la Unión Europea. Poca broma, que dicen ellos. Defienden los expertos que la marca suiza de chocolatinas, por la depreciación de la libra esterlina, se ha visto obligada a rebajar la cantidad de cacao y a inventar un nuevo formato.

Resulta que ahora, con este adelgazamiento forzado, los espacios entre triángulos son mucho más amplios. Y claro, si por el mismo importe para el consumidor, las barras de 170 gramos han pasado a ser de 150, o las de 400, de 360, la guerra está servida. Sobre todo porque el Toblerone parece que allí es desayuno universal, casi tan tradicional como los huevos con salchichas y bacon. Y es que 150 gramos, de menos, son 150 gramos.

No obstante, la firma tiene aún más frentes abiertos, no sólo por la indiferencia que le han declarado muchos de sus hasta ahora incondicionales consumidores británicos. Esta marca también anda envuelta en un litigio con la local Poundland, cuyas chocolatinas también muestran «montañas» supuestamente inspiradas en los propios triángulos de la compañía suiza fundada en 1908 por Theodor Tobler y su primo Emil Baumann. Ya veremos si hay o no plagio en el asunto. O si el brexit también se encuentra detrás de otros adelgazamientos mucho más próximos: porque se esperan ya los primeros datos oficiales de la temporada turística para ver si hemos perdido una cuota significativa de turistas ingleses.

Puestos a adelgazar números, confiemos en que el Málaga CF también minimice en las semanas que restan para ese arranque liguero contra el Eibar, en La Rosaleda, su cifra de goles encajados. Míchel seguro que para tal fin continúa con su plan para mejorar el físico de muchos de sus hombres. Y también se debe confiar en los planes que las oficinas se cuecen para reforzar la plantilla. No obstante, para perfilar la figura de algunos de sus puntales, por qué no probar el aporte natural de complementos como el mango africano o el tamarindo malabar. Cuestión de peso. Como en las cláusulas.