La mayoría de las veces, para entender determinados giros, es importante estar atentos a los gestos, pues en ellos, descubrimos las verdaderas intenciones de la política en nuestros días. Para muestra, dos botones. Elección de la mesa del congreso, todos sus miembros, alcaldes y alcaldesas. Segundo botón, la frase que lleva recorriendo prensa y las redes sociales desde el domingo: "No me hagas elegir entre lealtad al partido y lealtad a Andalucía". Pero la muestra más importante, los miembros de la comisión ejecutiva regional. Ni un solo militante de base, todos y todas son cargos públicos. Como colofón, la primera candidata que se presenta a la elección como secretaria general de la provincia de Málaga, la alcaldesa de Benaojan, Soraya García Mesa.

A dónde quiero ir a parar, os estaréis preguntando. Pues bien, la respuesta es fácil. Que, lejos del espíritu que nació el uno de octubre de 2016 y culminó el 21 de mayo de 2017, cuál es el empoderamiento de la militancia, con elección su secretario general por las bases. En Andalucía, seguimos asistiendo a la descarada institucionalización del partido. En la organización no tienes cabida si no eres cargo público, ya sea alcalde, diputado, senador o algún cargo de confianza en organismo oficial.

El sentir del 1 de octubre, no ha llegado a Andalucía, y nos volvemos a equivocar. La ciudadanía y la militancia, demanda otra forma de actuar en política, y seguimos empeñados en ponernos la venda en los ojos.

El carácter municipalista del PSOE no significa que sólo sean válidos para dirigir los destinos del partido los alcaldes, sino que entendemos la política de abajo a arriba, del municipio como entidad más cercana a la ciudadanía, y en orden ascendente hasta otros órganos de gobierno desde donde pretendemos introducir los cambios necesarios para mejorar la vida de las personas.

Dice la compañera Soraya que ella es el cambio que necesita y pide el partido en Málaga. Y se arroga el espíritu del uno de octubre, que es el momento de la militancia, étc. Lástima que no pensara igual hasta hace dos meses, cuando defendía el modelo de partido que se rechazó en el congreso federal, y el mismo modelo de partido clientelar, en la provincia de Málaga de la que es miembro de su ejecutiva provincial, que, por cierto, y volviendo a aquello de los gestos, no tuvo ni siquiera el detalle de dimitir antes de lanzarse a las aguas de las próximas primarias.

Málaga necesita un cambio y no un recambio. Ese cambio, indefectiblemente, vendrá de la mano del candidato que nazca de las entrañas de la militancia, que represente el modelo de partido aprobado en el último congreso federal y cuyas resoluciones son de obligado cumplimiento, como nos recordaba ayer nuestra vicesecretaria general, Adriana Lastra.

Que no se equivoque nadie, ni busque fisuras donde no las hay. La representación en Málaga del nuevo modelo de partido se personaliza en la figura de nuestro representante en la comisión ejecutiva federal, y de quienes le acompañan, elegidos en sus respectivas agrupaciones por la militancia empoderada y entregada al modelo que ella misma ha diseñado democráticamente. Lo demás, parches.

*Tony De Oliver-Copons es afiliado del PSOE en la agrupación de Málaga Centro