El de en medio de Los Chichos se me ha «aparecío» en sueños y me ha dicho que de tu rumba soy el dueño. Me ha dicho que en la otra vida se le han olvidado las penas. Se acuerda de la alegría. Pero me ha dicho que está muy solo. Ya no tiene compañía... Así irrumpían en la Feria de Nerja, un 12 de octubre, los hermanos José y David Muñoz. Era el primer concierto de Estopa en la provincia. Y casi han pasado 17 años. Que no son nada. O media vida. Depende, de según como se mire (que diría otro Pau, en este caso Donés). Ayer me dio por pensar en el dúo de Cornellá de Llobregat nada más ver por las redes sociales la divertidísima foto de los hermanos Gasol, por las calles de Rumanía, subidos en un taxi.

El de en medio de los Gasol aparecía, como sacado de un sueño (mírenle la cara, por favor, si es que aún no la han visto), y no era otro que el mismísimo Juan Carlos Navarro. El metro y noventa y dos centímetros de este último ya da de sí como para no ir demasiado cómodo en el asiento de atrás de un utilitario. Pero imaginen lo que supone ir arropado, y bien abrigado, por dos extraterrestres de la talla de los gigantes de Sant Boi (2,13, Pau; y 2,16, Marc).

Tenía que acordarme de la canción «El de en medio de Los Chichos» casi a la fuerza. Porque en muy pocos meses, del otoño de 2000 a las últimas semanas del invierno de 2001, pude contemplar en vivo y aquí en la Costa del Sol cómo emergían sendos fenómenos de origen catalán. Cada uno en su negociado, el musical y el deportivo, pero con una personalidad fuera de toda duda. A aquella actuación en tierras nerjeñas, la que abarrotó una caseta municipal que por entonces se localizaba en El Chaparil le seguió, el 3 de noviembre, otra en el interior del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena.

Pasados todos estos años, más de década y media, tengo que reconocer que la crónica que un servidor firmó en estas mismas páginas sobre el concierto en la capital estaba prácticamente montada al inicio del recital. Con el espectacular debut que habían protagonizado en los festejos nerjeños y tomado con atención cada uno de los momentos más intensos del set list, traté de adelantar muchas de las sensaciones que seguro que estaban por repetirse en Málaga. Apenas habían pasado tres semanas y fue «dicho y hecho».

Por entonces ya estaba presentada la siguiente Copa del Rey de baloncesto, prevista en el pabellón que habíamos pisado por primera vez el 4 de septiembre de 1999 (con Gurovic, que luego ficharía por el Unicaja, como estilete en el partido de Liga que sirvió como duelo inaugural ante el Barcelona). El torneo copero de 2001, fijado para el mes de marzo, pasó a la historia del deporte mundial. Porque, como para la mayoría de aficionados al deporte de la canasta es sabido, durante la competición en el Martín Carpena emergió sobremanera la figura del mayor de los Gasol. Un espigado Pau que se echó a su equipo a la espalda y de camino se ganaría un billete para la NBA. En EEUU se labraría y se sigue labrando números nunca antes vistos. Pero esa es otra historia.

Volviendo a la foto con Navarro, comprimido como el de en medio de los Gasol en un taxi por las calles de Rumanía -esto daría para otra canción, pero de No Me Pises Que Llevo Chanclas-, el de la derecha, el propio Pau, fue el encargado de inmortalizar el momento. Y no le faltó guasa al describirlo en su cuenta (también multimillonaria) de Twitter: «Hoy día de descanso hemos ido a dar una vuelta por #ClujNapoca! En el taxi íbamos un poco apretaditos...sobre todo el del medio! ??#LaFamilia».

Lo cierto es que hay imágenes que valen más que mil palabras. Y si no han tenido todavía la suerte de disfrutar de ninguno de los dos encuentros disputados por España en el presente Eurobasket, ya están tardando en anotarse la cita de esta tarde. A las siete y media, los campeonísimos que adiestra con sabia batuta Don Sergio Scariolo, Hijo Predilecto y Adoptivo de Málaga, se enfrentan ante una de las cuatro selecciones anfitrionas, la cenicienta Rumanía.

Por mucho que el taxista que ayer paseaba a los Gasol y al de en medio de los Gasol se esforzase en derrapar por las curvas, para intentar forzar alguna inoportuna lesión, este combinado va imparable a por un nuevo título. Hoy toca de nuevo paseo. Divirtámonos como ante Montenegro y República Checa. Con los Estopa esta vez de fondo.