Hay gente tan instalada ya en la cultura del buen rollito que no es capaz de salir de él pase lo que pase. En esa cultura las instituciones, las leyes, los acuerdos, los jueces, la policía y demás medios para que no acabe haciendo cada uno lo que le parezca están de sobra. Lo único que vale es lo que se decida en una asamblea, que por supuesto ya no vale mañana. Pablo Iglesias ha dicho que vamos camino de un estado de excepción. Ahora bien, ¿hay mayor estado de excepción que el provocado por un Gobierno de una parte del Estado que se declara independiente, y convoca un referéndum para ratificar esa decisión?. Desde el día de marras (6 de septiembre) Catalunya y España viven en estado de excepción, y de nada vale cerrar los ojos para no enterarse. Quien piense que puede llegar a Moncloa, o sus aledaños, sin haber abierto los ojos a la realidad, y sin mojarse, menosprecia a los electores.