Pues ahí está Ciudadanos, gobernando en la Junta más que el PSOE. Ha logrado derribar el impuesto de sucesiones, que sólo pagaba una minoría y que ahora no pagará casi nadie. El PP había hecho batalla de esta cuestión. Era uno de sus reivindicaciones. Era casi el eje de su oposición a los socialistas en Andalucía. Y moduló bien su acoso y ataque al Ejecutivo regional en este asunto. Sin embargo, nadie le atribuye el éxito, que se lo apunta la formación naranja y con razón, dado que el PSOE andaluz ha cedido por ellos, porque sin ellos, sin socio de investidura, no hay Presupuestos ni acción de Gobierno.

El PSOE se ha tragado un sapo con pelos y de enormes proporciones. Un sapo liberal que son los que más se le atragantan a los socialdemocratas clásicos, que aquí los tenemos revestidos de andalucistas, populistas y centristas si hace falta. Los populares tienen ahora que buscar otra cosa con la que desgastar a Susana Díaz. Está la Sanidad, pero es un recurso recurrente y sobre lo que atiza hasta el más pintado. Además, el PP ha fracasado en su intento de colonizar a las asociaciones y médicos que son los que canalizan las protestas.

No es fácil encontrar un asunto como el impuesto de sucesiones, que era algo popular, que calaba, que apelaba al bolsillo y a la «injusticia». Podemos, que cuando se olvida de acompañar las algaradas golpistas dice incluso a veces cosas sensatas, ha evaluado el importe de lo que se dejará de recaudar por el impuesto de sucesiones (que como decía con gracia y razón el otro día el portavoz socialista en Málaga, Dani Pérez, sólo va a pagar ya la Casa de Alba). Lo que se dejará de recau- dar y de dónde va a salir ahora. Si va a salir de detraer partidas de educación o sanidad o de fomento del empleo. La política andaluza languidece mucho, aunque ahora todo está ensombrecido con lo de Cataluña. El orden del día de los Consejos de Gobierno de la Junta es más mortecino que el menú de un restaurante pobre de los años setenta. Puede que así convenga al gobernante. Incluso a lo mejor es lo que también conviene al PP, que podría pensar que esperando esperando la inercia se acabará alguna vez y aunque sea dentro de diez años entrarán a gobernar. En cualquier caso, no estaría mal que ahora los que tanto han vociferado contra el de sucesiones se ciscaran en las plusvalías municipales, ahí es nada tener que pagar miles de euros por una casa normalita (de esas que te dejan exento del de sucesiones ahora y antes). No haríamos mal en calificarlo de robo. Pero claro, de algo tiene que nutrirse el sistema para seguir funcionado. Lo dice alguien muy partidario de los impuestos, de su progresividad y de los buenos servicios públicos. Pero no de la demagogia ni el latrocinio. Que está a la orden del día.