EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

Mi solidaridad y cariño con todos los catalanes y españoles de esa maravillosa tierra que hoy tienen menos libertad y deben bajar el volumen de la música en casa si ponen la canción fiesta de J. M. Serrat (símbolo en su día de la oposición al franquismo y viajado por el mundo) que denuncia el pasteleo ilegal de este referéndum. Hoy, la gestapo de barretina del rellano exige escuchar el triste viatge a Ítaca de Lluís Llach para ser homologado como uno de los nuestros y no ser señalado (noche de cristales rotos).

Mi comprensión hacia la mayoría silenciosa de los que tienen que poner en el balcón una estelada para no delatarse cuando sus sentimientos les piden poner la bandera de España prohibida por quienes se jactan de demócratas. No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena que la consiente (Martin Luther King).

Mi respeto y admiración por la Guardia Civil, Policía Nacional y algunos mossos que desafiando las órdenes políticas de sus cínicos mandos ayudan a la legalidad, ejemplo a seguir de abnegación y sacrificio.

Mi desprecio a los golpistas empezando por las declaraciones del portavoz del Gobierno catalán vendiendo pacifismo con vehículos destrozados de la Guardia Civil que le contradicen.

En un artículo, Albert Boadella, luchador y símbolo en su día del antifranquismo, lo expresó con la frase: «los nuestros y los de fuera». Él se crió en la cultura de que todo lo que viene de fuera de Cataluña es malo, aunque por suerte para todos nosotros es un artista y la mescolanza con otras culturas le ha enriquecido intelectualmente y como persona.

Mi desprecio a los políticos de todo signo que durante varias legislaturas han dado soluciones de chequera, mirar para otro lado o pasteleo a problemas latentes que requieren sentido de estado en igualdad para con sus ciudadanos y respeto a la diversidad de este gran país España, que muy pocas veces ha tenido gobernantes a su altura.

Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero (Charles de Gaulle).

Juan Afán MuñozFuengirola