Estaba y ya no está. Ni su torrente ni su risa ni sus ganas ni su todavía tanta juventud ni él están ya. Su divertido y novelado treintañero excéntrico y fatal Quijote en La Habana y sus cortos y sus clases y sus quijotadas y su teatro detrás, delante y sobre las tablas quedan, eso sí, como queda su potente recuerdo en sus muchísimos amigos y en su familia para siempre. Ya (incluso quedan esas páginas que compartimos en aquel primer número de noviembre de «Talentos de Málaga», para mí un honor). Pero a los patriotas de la Cultura Nacho Albert se nos ha ido, literalmente, de la noche a la mañana, en ese tránsito, cuando caminaba Victoria arriba, hasta quedar como un héroe caído en la calle. Ojalá que no descanse en paz sino que siga guerreando, lloviéndonos en su tormenta creativa desde el más allá, y que ni su rayo ni las gotas de su risa cesen y acá nos salpiquen. Amén.

Alcazaba y fortaleza

El jueves sólo escribí sobre mi paseo por la por fin abierta pasarela que rodea la ladera de la Alcazaba, en Málaga. Nadie me lo reprochó, aunque algunos se extrañaron de que no siguiera escribiendo, al menos en parte de la columna, sobre Cataluña. Eso me ha hecho pensar en lo que a veces creemos que pasa respecto de lo que pasa en realidad. Es como la diferencia entre el daño y el dolor. El daño es objetivo, el dolor no. A cada uno le duele la misma herida de manera distinta y con distinta intensidad. Y a los impávidos parece ni dolerles siquiera. Pero el barómetro del CIS me lo ha dejado más claro. Ni más ni menos que un 7,8 % o sólo un 7,8% de los españoles sitúa a Cataluña entre sus preocupaciones fundamentales.

7,8%

Son unos 5 puntos más que en el pasado sondeo. Y ahora viene la triste risa. En algunos informativos sobre el dato se informaba haciendo hincapié intencionadamente en que había subido de manera alarmante la preocupación de los ciudadanos al respecto. En otros de manera igualmente intencionada el asunto ni se mencionaba. Sombríamente muy preocupado por la caja de Pandora que han abierto con frívola torpeza Puigdemont y sus nois del marketing secesionista, y en un contexto de baja calidad política como el actual en España, reconozco mi sorpresa sobre que no el 7,8 sino el 78% de los españoles no se declare, no ya preocupado, temeroso ante lo que está ocurriendo y sus previsibles y posibles consecuencias. Así que no creo que uno de los problemas de este país en el momento actual de su historia por fracturar sea sólo su clase política, como una y otra vez acierta en poner el CIS en evidencia, sino su ciudadanía. Yo también, por supuesto.

Misiva policial

Ayer, El Periódico de Catalunya traía en sus páginas la carta en la que presuntamente mandos policiales que actuaron el 1-O en Cataluña se disculpaban así: «Presentamos nuestras más sentidas disculpas por los excesos que se hayan podido producir, reiterando que la propia esencia del servicio catastróficamente planteado que se nos encomendó comporta inevitablemente escenas como ésta». En la inesperada carta reconocen que hubo excesos y que «ello tendrá su consecuencia disciplinaria y penal y todos somos perjudicados por este bochorno». Pero también advierten de que muchos de los vídeos utilizados para desacreditarles «solo cuentan parte de la historia, no su totalidad». Respecto a esto me impactó comprobar, en un reportaje de Le Monde -por salirme un poco de la prensa más cercana-, cómo algunos de esos vídeos no sólo no son del pasado 1 de octubre, sino que en ellos se ve que la policía antidisturbios que se emplea a fondo con los manifestantes -en realidad personas que estaban protestando en 2013 contra los recortes del Gobierno- son los mossos.

2-0

Quizá por eso, además de por la actuación de parte de la policía catalana desde que los manifestantes destrozaban coches de la Guardia Civil con alegría y democrático alborozo, en esa carta los mandos de la Policía Nacional denuncian «el rechazo a la actuación traicionera, desleal, ilegítima e ilegal de los mandos» (de los Mossos d’Esquadra) «que han traicionado a España, a los jueces, fiscales y a más de la mitad de la población catalana». Una cosa parece clara, Interior fracasó en su gestión del 1-O, ya que resulta irrefutable que hubo referéndum (aunque fuese una pantomima) y que la policía repartió leña a algunos ciudadanos, aunque ya parece claro que también muchos manifestantes insultaron y agredieron a los cuerpos de seguridad del Estado, que hubo menos heridos y de menor gravedad que lo que se nos contó en un primer momento y con manipulaciones y falsedades al respecto puestas ya al descubierto.

Terral

Por eso la carta, además de estar bien escrita, tiene sentido. Como lo tiene que los no independentistas vayan poco a poco tomando también la calle. Pero, ahora qué hacemos con este daño y sus dolores distintos. Es verdad que hay un antes y un después del contundente mensaje del Rey. Sin embargo, hace terral en pleno octubre… Porque hoy es Sábado