En Catalunya le ha entrado el vértigo a todo el mundo, es como si antes no se hubieran puesto a pensar en el asunto. Las empresas han echado cuentas, y resulta que sus clientes están en España, quiero decir, en lo que se seguiría llamando España (¿resultará que la potencia colonial no era España, sino Catalunya?). Además nadie quiere estar en el limbo, ni bailar el mambo (o el típico joropo venezolano) a ritmo de la CUP. El Barça también quiere seguir jugando en España, pues no tiene la humildad de hacerlo el año que viene con el Figueres. De mantener categorías sería un domingo con el Girona y otro con el Español (o como se llamara). Incluso los Mossos, desde que empapelaron a Trapero, van a darse abrazos con los de la Policía Nacional, por si acaso. Surgen mediadores en cada esquina, como hombres-estatua, a ver qué cae. Apesta a desbandada, pero son los peores momentos.