Nada escapa a lo que pasa en Cataluña. Todos en vilo. Tal vez hoy Puigdemont espoleado por la CUP declare la independencia. Te puedes acostar en un país que tiene de su lado al Nobel Vargas Llosa y levantarte en otro al que le hayan amputado el noroeste los rufianes. En Fuengirola salen miles de personas a la calle cargadas de razón: quieren que la unidad de España persista. Yo vería bien a Esperanza Oña dirigiendo el PP catalán, lo mismo que veo a Borrell de candidato a la Generalitat y a Puigdemont en la cárcel. No porque se lo desee, sino porque está obligando al Estado de Derecho a tomarse en serio a sí mismo. Uno apura un pescado a la parrilla mirando el mar con una buena copa de vino y no puede dejar de pensar cómo puede haber tanto cafre suelto, tanto aldeano, tanto egoísta.

A los burgueses ricos catalanes les sobra el pobreterío que representamos los del sur. La izquierda se ha aliado con ellos. Ada Colau es la sirvienta de la peor y más rancia y egoista burguesía. Después de hacerles parte del trabajo también les puede hacer el desayuno. Esto va a acabar mal. Miran a Eslovenia. Ese dice ahora el PdCat que es el modelo. Un referéndum sin el beneplácito de Belgrado, seis meses apelando al diálogo e independencia unilateral esperando reconocimientos internacionales. Lo que no nombran son los muertos que vinieron después. Y después. Sí, pero consiguieron la independencia, podría replicar alguien. O sea, todo es viejo, todo está inventado. Los orates creen que hay que romper huevos para hacer la tortilla. Estamos a un cuarto de hora de que haya mártires. Qué hastío. San Miguel traslada su sede a Málaga. Salud y bienvenidos. Los independentistas han despertado a España y están desacomplejando el uso de la rojigualda. A fuerza de ejercer presion centrífuga están uniendo al resto de los iberismos, que asisten espantados y tienen el alma en modo suspense. La Asamblea Nacional Catalana ha hecho un llamado para que la peña se concentre hoy ante el Parlament. No les vale con dominarlo y someterlo a un caciqueo, también tienen que cercarlo y asediarlo aún mandando los suyos. Los que llaman al diálogo no saben muy bien para hablar de qué pero son tildados de equidistantes, o sea, de traidores. A Serrat lo tienen que homenajear en Valencia, donde ayer le entregaron el galardón de esa Comunidad. Nadie es profeta, no ya en su tierra, en todo el país. Nadie, porque nadie sabe lo que va a pasar. Y esa es la primera cualidad del profeta. Es decir, están acabando también con la especie del enterao, que es el sabelotodo, que ahora no sabe nada.

Hay una enorme pedrea de empresas que se largan de Cataluña, las provincias piden e imploran un banco, una cervecera, una compañía de seguros, una telefonía, un algo que llegue aunque sea para no quedarse, aunque sea para trasladar sólo un domicilio fiscal. Algo es algo, pero ese algo es sobre todo el efecto psicológico enorme. Falta que se lleven el Español a Albacete o Móstoles. Falta empatía. Y ya estamos en lo peor: hablan del 34 pensando en el 36.