Los primeros momentos de esplendor de Kevin Spacey en la gran pantalla fueron encarnando a dos villanos memorables: el Keyser Söze de Sospechosos habituale” y el John Doe de Se7en. Antes de eso, Spacey, curtido en Broadway, apenas había cosechado algunos planos como secundario en películas como Armas de mujer o Glengarry Glen Ross. Pero tras esos dos papeles, su ascenso al estrellato fue fulgurante.

Dos décadas, dos Oscars y una sucesión de personajes inolvidables después, la carrera de Spacey está en el alambre. Anthony Rapp, otro actor curtido en Broadway que recién acaba de alcanzar la popularidad con su participación en “Star Trek: Discovery”, ha acusado a Spacey de haber tratado de abusar sexualmente de él tres décadas atrás, cuando Rapp tenía catorce años y el astro 26. Unas revelaciones que han llevado a la Academia de la Televisión a dar marcha atrás en su intención de otorgar a Spacey un Emmy honorífico por su trayectoria, y que han apurado a Netflix a anunciar que su serie estrella House of Cards, protagonizada por Spacey, concluirá con su sexta temporada, de próximo estreno.

Era 1986. Spacey triunfaba en Broadway con Largo viaje hacia la noche, de Eugene O’Neill, y debutaba en el cine de la mano de Mike Nichols, con un pequeño papel en “Se acabó el pastel”. Unos éxitos que le llevaron a organizar una fiesta en su apartamento de Manhattan. Entre los invitados estaba Anthony Rapp, un actor adolescente que también se hacía un nombre en Broadway, con la obra “Precious Sons”, de George Furth, mientras preparaba su salto a la gran pantalla, en su caso con la película “Aventuras en la gran ciudad”, comedia familiar para el lucimiento de la emergente Elisabeth Shue.

Rapp, el único adolescente de la fiesta, se aburría soberanamente. Así que se encerró en una habitación a ver la televisión. Allí se quedó hasta que el resto de invitados se habían ido, momento en el que, siempre según su relato, un Kevin Spacey trató primero de seducirle, y después de abusar de él.

Se dice que las escenas de ebriedad están entre las más difíciles de interpretar para un actor. El peligro estriba en la sobreactuación, en lo fácil que resulta caer en el ridículo, convertir una representación verídica en una parodia involuntaria. Aquella noche, según cuenta Anthony Rapp, Spacey era una caricatura de sí mismo. «Me cogió en brazos, como un novio recoge a su novia en el umbral de la puerta. Pero no me revolví inmediatamente, pensaba ‘¿Qué está pasando?’. Y después se acostó sobre mí», relató Rapp, en una entrevista con el medio digital BuzzFeed.

La escena parece el reverso tenebroso de otra de American Beauty. Lester, interpretado por Spacey, ha seducido a Angela, una adolescente amiga de su hija a la que da vida Mena Suvari. La lleva al dormitorio, la echa en la cama y, sobre ella, le desabrocha la blusa. La joven le confiesa que es virgen, y Lester frena el inminente acto sexual. Una escena rodada con gran sensibilidad por Sam Mendes, nada que ver con la sordidez que se desprende del relato de Rapp. El adolescente pudo zafarse del acoso y se fue a casa. No dijo nada a sus padres, y el acoso de Spacey hubiera quedado en nada de no mediar el caso de Harvey Weinstein, el todopoderoso productor al que setenta mujeres acusan de acoso y abuso sexual, en algunos casos incluso violación. El ejemplo de estas mujeres inspiró a Rapp, que se decidió finalmente a denunciar públicamente el acoso que sufrió.

Si las acusaciones no fueran ya de por sí lo suficientemente graves, Spacey erró en su reacción. Aseguró no recordar nada del incidente, algo plausible tras describir Rapp el estado de ebriedad del oscarizado actor, pero, si bien se disculpó con la víctima, reveló a modo de explicación su homosexualidad. Una asociación que le ha granjeado durísimas críticas del colectivo gay.

Las reacciones al escándalo van más allá de una mera polémica mediática. La Academia Internacional de las Artes y las Ciencias de la Televisión, que iba a otorgar a Spacey el Emmy Founders Award, un premio de honor por su trayectoria, en la próxima edición de los populares premios, ha cancelado la entrega del galardón. En paralelo, Netflix ha anunciado que la próxima temporada de House of Cards, en la que el actor da vida al maquiavélico presidente de EE UU Frank Underwood, otro villano memorable, será la última. Una cancelación que según fuentes de la cadena ya estaba decidida de antemano, pero que el gigante de la televisión en streaming se ha apresurado a revelar para limitar daños.

Es difícil predecir qué va a pasar con la carrera de Spacey, convertido él mismo en un villano de películas tras las revelaciones de Rapp. Los escándalos sexuales han opacado el brillo de muchas estrellas, desde Roscoe Fatty Arbuckle hasta Charlie Sheen pasando por Charles Chaplin, Roman Polanski, Rob Lowe o Woody Allen. Mas, salvo casos extremos como el de Arbuckle, todos ellos pudieron retomar sus carreras. Algo que se vislumbra más difícil en el Hollywood post-Harvey Weinstein y la, por otro lado saludable, tendencia a la tolerancia cero.