'Escuela del baboseo', por Francisco García Castro

A la Escuela del Baboseo, como bien indica su nombre, acuden babosos. Mejor, la élite de la baba. Sobre todo, aquellos que quieren llegar a gobernar. Allí aprenden a servir siempre al más potentado, en claro detrimento del más débil. Hoy, leo que centenares de millonarios norteamericanos han firmado una carta, dirigida al Congreso de los EEUU, en la que piden que no recorten sus impuestos. Quieren pagar. No quieren reducciones. ¿Estamos, pues, ante la debacle de la Escuela del Baboseo? Eso quiero creer. Necesito creerlo. Lo que está claro, lo que esa carta deja claro, es que la baba es ya de un calibre tan repugnante que hasta los babeados han decidido rebelarse. Tiene guasa la cosa. A menos baba, más justicia social. Ya saben, pregunten a su candidato si alguna vez cursó estudios en la Escuela del Baboseo.

'Listos y torpes', por Federico Barbero

En todos los grupos sociales hay unos que se creen los listos a la vez que consideran torpes a los contrarios, los califican con adjetivos indeseables y una pasión mezquina para machacar al contrario; pasa en la política, en las tertulias televisivas, en el fútbol y en todo aquello que no siempre verdad y razón van juntos. Olvidamos con frecuencia a Campoamor cuando dijo: «Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira». Las desavenencias llevadas al extremo conducen a los países, las sociedades, las familias, incluso a los matrimonios, a sufrir verdaderos desastres y todo por la falta de un diálogo sereno y razonado. En Cataluña, unos se creen más catalanes que otros. ¿Por qué, si nadie eligió nacer allí? Se apropian de algo que ya estaba y allí quedará cuando se mueran; tampoco nacen con el independentismo en la sangre, éste se le enseña en la escuela y la TV3.

El problema ha arraigado tanto que la solución será muy difícil. Por lo tanto, de los catalanes sensatos depende despejar la incertidumbre actual y sembrar un futuro de esperanza en las próximas elecciones.